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Publicado por
CONSUELO SÁNCHEZ-VICENTE
León

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HASTA QUE se convirtió en «el novio de La Pantoja», de Julián Muñoz yo sabía que era el «albacea» de Gil. Es decir, el hombre al que Gil y Gil eligió para que le guardase la silinguito marbellí tras rescatarle para la política del merendero en el que se ganaba la vida, cuando la Justicia le apartó de la política por casos como «el de las camisetas» gracias a la lucha titánica que casi en solitario libró por «desenmascararle» una concejala socialista cuya aparente fragilidad e indefensión movía a la solidaridad cada vez que él la insultaba gravemente en los plenos -llegó a llamarla «puta»- o le retiraba la palabra por afearle alguna de las 'picardías' inmobiliarias que han hecho famosa a Marbella. Me refiero, claro, a la hasta ahora «jefa de la oposición» marbellí Isabel García Marcos. Desde que Gil sacó su primera mayoría absoluta no he dejado de preguntarme lo mismo: ¿cómo es posible que los marbellíes, la gente del pueblo con derecho a voto no la jequejet estacional, votasen, hayan seguido votando, y el pasado 25 de mayo hayan vuelto a votar «eso»? Pues porque Gil y el GIL -me cuenta una amiga infiltrada- les ha hecho a todos ricos. La tienda de «todo a 300.000» que abrieron hace poco unos famosos modistos en un famoso hotel agotó todas sus existencias el día de la inauguración, y por las calles cuesta ver coches de menos de cinco «kilos», subraya mi amiga a título de ejemplo. Pero, por ceñirnos a la espantá de García Marcos. ¿Qué ha podido prometerle Gil a su antiguo látigo para que mute en tránsfuga y le ayude a echar al novio de la Pantoja de la Alcaldía? La concejalía de Vivienda, me dicen. El ladrillismo, no sólo en Madrid, no repara en siglas. Con un censo de tan solo 100.000 habitantes, y aunque ya sólo quedan por urbanizar las escarpadas montañas del camino de Ojén, en Marbella hay 66.000 viviendas ilegales -pisitos de a 250 millones de vellón con portero de librea y «casoplones» a todo mármol construidos ilegalmente en zona verde o en plena playa, no chabolas- y 30.000 nuevas licencias de nuevas construcciones paralizadas por la Junta de Andalucía, en lista de espera. Es decir, a la espera... de otro negociazo.