Cerrar

TRIBUNA

La fingida ansiedad independentista vasca

Publicado por
GONZALO G. RUBIO
León

Creado:

Actualizado:

ESTÁ muy claro que la pretendida independencia de la región autonómica que comprende las provincias vascongadas que, como todos sabemos son tres, Vizcaya, Álava y Guipúzcoa, es un artificio criminal establecido hace unos cuantos años, cuyo primer intento, obviamente, fracasó y, en la actualidad, nuevamente se está utilizando con la colaboración de su rama criminal, por el autodenominado nacionalismo vasco, representado por un supuesto partido político, ya que carece de ideología política, como ocurre con el resto de los provincialismos, regionalismos y nacionalismos en España y en el resto de los estados de la ONU, por lo que, indefectiblemente, se autocalifican, con sus correspondientes siglas, como fascistas y ultramontanos trasnochados. No hay excepciones: el único objetivo de todos y cada uno de ellos, de estos seudo partidos políticos, es mantener el momio de los dirigentes en el estamento político que consigan alcanzar, cuya meta, hasta el presente, solamente la han conseguido en los maravillosos y envidiables pueblos catalán y vasco, que desde tiempos históricos, además de conservar sus ricas tradiciones, fueron punta de lanza de progreso, de actividad industrial, de cultura y de acogida de muchos miles, o millones, de inmigrantes del resto de las regiones del Estado español; qué pena que no hayan seguido lo mismo. En lo expuesto no hay duda ni excepción, vea el lector y analice lo que tiene en su ámbito, en su entorno o en el resto del Estado. Los que no consiguen gobernar, mejor dicho, los que no consiguen el poder cuasi totalitario, en su región autonómica, que son todos con las dos excepciones citadas, consiguen sus momios en ayuntamientos, diputaciones, cortes autonómicas e, incluso, aunque con «mandato imperativo», en el Congreso de los Diputados. Ahora bien, solamente en el País Vasco, ya podemos decirlo así porque sabemos que se mantienen a expensas del territorio que ocupan -y, además, de los impuestos que se pagan en el resto del territorio español-, se defiende la situación desde hace décadas con la manifiesta criminalidad de parte de sus componentes organizados en varios estamentos con determinados cometidos en cada uno de ellos, considerando el conjunto, desde la cúpula del nacionalismo hasta los inclasificables pobres diablos asesinos, engañados por sus mandos, tan capaces de abatir con un tiro en la nuca a un compatriota e, incluso, a su vecino, como de colocar artefactos explosivos indiscriminadamente; matando en sus destrucciones a quien tenga la mala suerte de encontrarse cerca o a los arriesgados artificieros de las policías. Pobres diablos que son, en su mayor parte, jóvenes alienados de tal forma, que es difícil, por no decir imposible, determinar ni tampoco imaginar qué son, cómo son, ni qué pasa por sus mentes, para ser capaces de vender por nada sus propias vidas en plena juventud llena de posibilidades y esperanza, para que sus privilegiados jefes vivan como dios en sus respectivos cargos. Acaso les ofrezcan un lugar en el cielo, como hacen los palestinos ofreciendo a sus suicidas los brazos abiertos de Alá. Unos y otros también son víctimas del mismo terrorismo que ellos ejecutan. Todo el largo preámbulo se ha expuesto para hacer una pregunta: ¿Por qué no se acaba de una vez con todo nuestro terrorismo, con el propio, en lugar de pretender ser desfacedor de entuertos en tierras extrañas que son zonas donde tiene lugar la mayor criminalidad de la historia de los pueblos? En nuestro caso son cuatro pelagatos entrenados para asesinar indiscriminadamente a inocentes. Además, se cuenta con los muy eficaces cuerpos de la Guardia Civil, Policía Nacional, Policías Locales y con la Constitución española que permite establecer «estados de excepción». Con la colaboración, también, de la policía de Francia y... ¿por qué no? Con fondos reservados en los Presupuestos Generales del Estado que, hemos de suponer, se presupuestan para cometer desmanes pues, si no es así, ¿por qué habrían de ser reservados? Tal vez, no se puede estar seguro de que sea así, no es posible acabar con este terrorismo de ir por casa, como el nuestro, el de Irlanda entre católicos y protestantes, el de Córcega... el de no sé cuántos sitios más, si no se utilizan medios y procedimientos secretos financiados con fondos reservados, como aquí se intentó por medio de una organización antiterrorista en el período de gobierno del PSOE, que se frustró con la enconada denuncia del PP en la oposición, por la utilización que se hizo de de los fondos para tal fin y que el PP utilizó como único procedimiento para descalificar la acción política del PSOE, ya que política e ideológicamente estaban incapacitados desde todos los puntos de vista. ¿Qué ocurre ahora mismo? Que el actual Gobierno del Estado, tal vez no se atreva a terminar con nuestro terrorismo utilizando el procedimiento que le sirvió, precisamente, para desplazar al PSOE y asumir el poder, que no el gobierno, en el Estado español. Si es así, -no se puede asegurar rotundamente-, que dejen paso a quien se atreva en su propio partido político, o que el pueblo español, cuando llegue el momento, los destine indefinidamente a la oposición, para que su oponente, el PSOE, haga lo que ellos no tienen huevos para hacer, dando la seguridad, la tranquilidad y la felicidad al hermoso, eficaz y valiente pueblo vasco y al resto de España. Que todo el País Vasco vuelva a ser bakearen parkea (un parque para la paz). Que así sea.