EL RINCÓN
Tormentas secas
ARDE LA península ibérica, pero no como todos los años por estas fechas, sino un poco más. «Es maravilla que aún tengan hierbas los campos y aguas las fuentes», que dijo Cadalso, un día que salió de excursión. Las tormentas secas son una prueba más de que la madre naturaleza no quiere a sus hijos. Nada le importa que los parta un rayo o que se achicharren intentando huir de la quema. Extremadura y Portugal están que arden y hay fuego a discreción. Lo que desconsuela más es que el 84 por ciento de la superficie quemada este año haya sido por causas intencionadas o por negligencias. Se confirma que en España hay más pirómanos que bomberos. Desde primeros de año hasta mediados del mes de julio ardieron 1.552 hectáreas, pero lo peor es lo de ahora. A los miles de evacuados por los incendios forestales hay que añadir el cura de Maruri, que también ha tenido que salir huyendo de la quema, después de treinta y cinco años en su parroquia. El hombre ha dicho que su oposición a la banda terrorista ETA es lo que le lleva al exilio. Hace bien en marcharse de su hermosa tierra y poner otras por medio. Las amenazas de los nacionalistas le han hecho pensar que la Iglesia cuenta ya con un suficiente número de mártires y no tiene sentido incrementar esa cantidad. No acaban de aprender algunos curas del cura Castillejo, su hermano en Cristo que ha conseguido vivir como Dios y que no tiene que huir de nadie. Inescrutables designios divinos: a un discípulo de Jesús de Nazaret le amenazan con meterle en una caja de muertos y a otro no hay quien le saque de Cajasur. Mientras el Gobierno moviliza al Ejército para luchar contra el fuego, no se moviliza a nadie para combatir la cochambrosa situación de Marbella, que es una de las más importantes tormentas secas de los últimos tiempos. El ex alcalde Jesús Gil y el todavía Alcalde Julián Muñoz se han llamado mutuamente «golfo» y «ladrón» en un programa conocido como «Salsa Marrón». Los televidentes quedaron convencidos de que ninguno de los dos mentía.