LA VELETA
Un chungo verano
LOS ECUATORIANOS serán obligados a tener visado para entrar en España, treinta años después de un acuerdo entre los dos países que lo había suprimido. En 1973 estábamos todavía en el franquismo, y sin embargo... Pero sin embargo no es cosa de sacar conclusiones fuera del tiesto. Simplemente es el momento de entristecerse ante el hecho de que ese sea el camino de algunos para estrechar lazos entre España y los países antes llamados de nuestra estirpe. Vaya mierda de estirpe, que condena a los hermanos o a los hijos (la consideración depende de la época y/o de la ideología del declarante) a morirse de asco, cuando no de hambre, sin darles el abrazo debido. Mi voto radical en contra de eso y de todo lo que se le parezca. El culebrón de la Asamblea de Madrid sigue adelante sin piedad y cada vez se complica y se oscurece más, a excepción de la evidencia de que todo está pensado y organizado para exculpar al PP y crucificar al PSOE. ¿Es que los chicos de Zapatero todavía no se han enterado de eso? Ni comisión de investigación ni querellas judiciales. Otros caminos son posibles. En el Gobierno dicen que lo del Prestige y el chapapote ya es cosa de nada, mientras siguen cayendo por los suelos las banderas azules de las playas del norte, seguramente porque quienes deciden esas cosas son unos desagradecidos, los mismos que protestaron tanto cuando dieron a Cascos la medalla de oro de Galicia, que le tenían que haber dado la medalla de diamantes también, los rácanos, que son unos rácanos. En la zona asignada a nuestros soldados en Irak las cosas se ponen cada vez más chungas y peligrosas, y eso que se nos dijo que aquella provincia era una especie de arcadia feliz, de miel y chocolate. Escúchenme bien: yo no quiero que un día me den la noticia de que un militar mío ha muerto acribillado en aquel desierto en el que no se nos ha perdido nada y a donde jamás tendríamos que haber ido a colaborar en la ocupación ilegal e injusta, tras la guerra ilegal e injusta. No me den esa noticia, porque no la voy a aceptar, como no acepto que la oposición se lo haya tragado todo.