VUELTA DE TUERCA
No hay que hacerse ilusiones
Lo más grave del contencioso abierto en Marbella es que las dos partes enfrentadas -Jesús Gil y su sucesor al frente de la alcaldía, Julián Muñoz- han perdido completamente el sentido del pudor y, con el mayor desparpajo, se echan públicamente en cara las tropelías respectivas, los latrocinios cometidos, las comisiones cobradas, los cohechos y demás corrupciones que se han llevado a cabo a plena luz del día y sin que la Justicia, avisada reiteradamente de lo que estaba ocurriendo, haya sido incapaz de impedirlo. Gil ha sido inhabilitado, pero, como es manifiesto, continúa moviendo los hilos de la corporación y, seguramente, beneficiándose de la condescendencia de sus fieles. Pero que nadie se haga ilusiones: los grandes delitos económicos rara vez encuentran a tiempo la sanción que merecen.