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Publicado por
PEDRO CALVO HERNANDO
León

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ASÍ NO podemos seguir. Si no nos tomamos radicalmente en serio la urgencia de una auténtica regeneración democrática, habremos entrado en un camino sin retorno en el que sólo habrá crispación y desaparición de todas las libertades materiales. Ayer vinculaba yo un poco esto con el caso Tejada, y tras horas de reflexión pienso que no podemos dar ni un solo paso más en la senda que ese escándalo nos marca. Los socialistas dicen que cualquier ladrillo que se toca pone al descubierto gente del Partido Popular con conexiones inmobiliarias, a veces turbias del todo. Me importa muy poco esa afirmación, que ni niego ni corroboro, pues lo que de verdad me interesa es la constatación de su certeza genérica o sustancial. Pero lo de tocar un ladrillo es lo que parece un término insuficiente del razonamiento, ya que, desgraciadamente, el problema se extiende a muchos otros ámbitos de la vida. Me parece que el PP tiene una buena piedra de toque en el escándalo Romero de Tejada y tendrá consecuencias muy importantes su comportamiento al respecto. Permítanme que no sea optimista sobre la disposición del PP a coger ese toro por los cuernos, a juzgar por las opiniones escuchadas, especialmente la del ministro Michavila en la Cadena Ser, que no ha tenido otra ocurrencia que fingir que no conocía la noticia y echar balones fuera contra el Partido Socialista. Como aquellos célebres diálogos para besugos. No soy optimista tampoco en torn o a las posibilidades de rectificación de esta gente, porque en un tema de tanta gravedad como las últimas opiniones de José María Aznar, tampoco he visto que los dirigentes del Partido Popular hayan salido en tropel para criticarlas, si no para descalificarlas. Me refiero, claro está, a esa afirmación del presidente de que el PSOE cifra sus esperanzas políticas en que mueran soldados españoles en Irak, se supone que para rentabilizar tales muertes. Los lectores me van a permitir que me reserve mi opinión sobre el tema, porque no sé lo que diría y bastante hago con estar escribiendo en pleno verano. No sé cómo, pero hay que cambiar esto, porque no lo merecemos, por muy graves que fuesen nuestros pecados.