Diario de León

SIETE DÍAS

Rescatados... no todos

Publicado por
FERNANDO ALLER
León

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EL RESCATE con final feliz de los dos barrenistas atrapados en la mina del Bierzo se nos antoja el asunto de mayor relevancia de cuantos han ocupado espacio informativo. La solidaridad que se muestra en los momentos más trágicos de la vida nos redime a los humanos de tantas torpezas como se agolpan en los mismos espacios informativos. Dos hombres permanecieron atrapados en el fondo de una galería durante casi cincuenta horas, mientras que las brigadas de salvamento y compañeros de otras empresas mineras de la zona se afanaban por abrir un túnel que permitiera el rescate. Los de afuera no sabían si sus compañeros seguían con vida, si habían quedado atrapados por el hundimiento del techo de la galería, ni cuánto tiempo podrían resistir. La angustia de los que estaban en el exterior se convertía así en una situación agónica, mucho más trágica al fin y al cabo que la experiencia que vivían los dos mineros secuestrados por la hostil naturaleza de la mina, quienes con toda seguridad sabían que, garantizada la entrada de aire del exterior, era cuestión de horas que los compañeros lograran abrir el hueco del rescate. El convencimiento de quienes permanecían encerrados de que desde el exterior nadie regatearía esfuerzos, convierte en hermosas y aleccionadoras las tragedias con final feliz. Sin duda es una ingenuidad y el interrogante no carece de retórica: ¿Se imagina alguien un mundo en el que este tipo de comportamientos humanos fuera algo normal y no subordinados exclusivamente a los momentos de extrema angustia? ¿Alguien se imagina trasladar un ápice de esa humanidad, rectitud de conciencia y honestidad a la vida política? Qué cruz Y es que cuando topamos con la política aparece la cruz de la moneda. A uno le gustaría tener mayores conocimientos de psicología para bucear en los comportamientos que han rodeado los últimos acontecimientos relacionados con el Consejo Comarcal del Bierzo. Tal vez todo se reduzca a interpretar la realidad sobre los parámetros de quién cobra un sueldo, de qué forma se garantiza un puesto en alguna lista electoral o cómo se acapara cuota de poder para actuales y futuras transacciones. Rememorando a Juan Manuel de Prada, digamos que la vida invisible -título de su magnífica última novela-, la vida que no está en el papel oficial ni en las páginas couché y sí en lo más sórdido o desgraciado del comportamiento humano, lo que en política vendría a conformar también esa transtienda que se oculta bajo las rimbombantes y en la mayoría de las ocasiones cínicas proclamas de servicio al ciudadano como única aspiración personal e, incluso, como justificación del navajeo en la traición que se práctica. Disculpe el lector, si ha tenido la paciencia de llegar hasta este párrafo, la disgresión seudofilosófica. Admítase como una escapada emocional ante la prosaica realidad en vísperas de las vacaciones. La versatilidad del crítico La realidad no sitúa en el galimatías del Bierzo, donde todo es tan relativo como la circunstancia de que una definición y su contraria pueden resultar igualmente veraces, dependiendo del actor. Así ocurre con el término «críticos», tan empleado en política. Se denomina crítico en un partido a aquel militante que está en contra del criterio de quienes conforman el aparato de mando. La cuestión parecía bastante clara, hasta la lección magistral que acaban de dar los militantes del PP del Bierzo para desmontar una teoría tan simple. Explicación didáctica para los lectores menos informados o que, simplemente, ya se han perdido: El PP de León tiene una estructura de mando a escala provincial que encabeza su presidente, López Benito. En el Bierzo el aparato ejecutivo comarcal del PP, que preside Fátima López Placer, se echó al monte, desobedeció al primero y además de imponer a sus propios candidatos en la Diputación Provincial, tuvo la osadía de pactar con el PSOE la elección del presidente del Consejo Comarcal. Es decir, que Fátima y los suyos son «críticos» con respecto a la Ejecutiva Provincial. Benito intenta vanamente llevarlos al redil y advierte que si no se avienen a los dictados del partido y persisten en su apoyo a los socialistas, serán expulsados del PP. Segunda parte: Fátima López Placer no cuenta con el apoyo de todos los consejeros del PP, sino únicamente con la mitad, once de 22. Los otros caminan bajo la sombra de Beatriz Anievas. Son contrarios al pacto con el PSOE y, consecuentemente, se han inscrito en el Consejo Comarcal como grupo autónomo, diferente al que comanda López Placer, quien desde su representación presidencial de PP berciano, califica de críticos a quienes curiosamente respetan las órdenes del presidente provincial. Entre tanto, el presidente del Consejo, el socialista Saavedra, llama a los juristas para que le aleccionen y pregunta si es legal que un mismo partido político inscriba a dos grupos diferentes. No parece que exista legislación sobre el absurdo. El deterioro de la situación es tan grande, que ya hasta López Benito, que hace algunas semanas puso su cargo a disposición de los órganos regionales del PP, ha pedido ahora expresamente que se nombren gestoras provincial y comarcal para que la realidad sea la misma avistada desde ambas laderas del Manzanal. Lo más curioso de todo esto es que la división del PP nació de la debilidad del PSOE, donde no se fían de su propia mayoría absoluta. A alguien le puede parecer el colmo. Esta circunstancia, haber obtenido mayoría absoluta y sin embargo buscar apoyos fuera evidencia, lo que ya se sabe, que hay un traidor arrepentido (el que votó primero en contra de la elección del presidente Saavedra y después rectificó) y tal vez algún tránsfuga más en potencia. Esta circunstancia provocó seguramente las apatencias de López Placer, conocedora con anterioridad de la situación interna del PSOE si damos crédito a su revelación: que Jesús Esteban -adscrito al socialismo- le había ofrecido un pacto en contra de sus propios compañeros de partido en el Consejo. Esteban-Susi niega esta circunstancia y acusa a López Placer de sufrir síntomas de deliriums tremens. El asunto es tan grave que no se entiende bien cómo una imputación de estas características (cualquiera de las dos, porque una necesariamente es mentira) no termina en el juzgado. La falta de espacio impide tratar con mayor profundidad otro de los temas estrella de la semana, el enfrentamiento entre la Asociación de Hostelería de León y el concejal de Cultura, Alejandro Valderas. Quede como apunte que los primeros acusan al Consistorio de no hacer nada por el desarrollo turístico de León y el edil califica a los hosteleros de pedigüeños y de no aportar ni dinero ni ideas. Sin duda a ambos les asiste la razón en sus críticas, pero también cometen errores de bulto: Los hosteleros no puede hablar de porcentajes de ocupación hotelera sin advertir que en los últimos años se ha duplicado el número de camas. A ellos corresponde, además, proponer iniciativas, al menos. El concejal Valderas es igualmente «culpable» por la miopía empresarial que demuestra, al no darse cuenta de que el desarrollo turístico, como cualquier otra actividad económica, es asunto que favorece directamente a los empresarios, en este caso de los hoteles, bares y restaurantes, pero indirectamente a toda la sociedad. El turismo alimenta la construcción de infraestructuras y negocios de suministros materiales y alimentarios, que a su vez generan otras actividades y sueldos que benefician al comercio, que a su vez... Las relaciones económicas en una sociedad tan compleja como la que vivimos actualmente no pueden ser interpretadas por quienes apenas ven más allá de los dinteles de su casa. Cuidado con las boinas caladas, insistimos, que ciegan el horizonte. Algo grave en cualquier persona, pero máxime en un político.

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