AQUÍ Y AHORA
La tentanción de Zapatero
LA VIDA no tiene marcha atrás: lo hecho, hecho está, pero... ¿se imaginan qué habría pasado en la Comunidad de Madrid si la dirección del Partido Socialista, en lugar de anatematizar a Tamayo y a Sáez, tachándoles de corruptos, hubiera dado por buenas las palabras con las que justificaron su espantada? Eduardo Tamayo dijo que se había ausentado de la Asamblea porque Rafael Simancas, cabeza de lista del PSOE por Madrid, se había dejado bizcochar por los comunistas. Esa era su pretendida razón y no los inconfesables intereses inmobiliarios que muchos suponen pero nadie hasta el momento ha podido probar. Pasado el primer momento -momento duro- en el que los socialistas hubieran sido víctimas del túrmix informativo afín al Partido Popular (que si jaula de grillos, que si no hay dirección, que si siete proyectos de España, etcétera), sí Zapatero hubiera dado por buena la argumentación de Tamayo, ahora Simancas sería el presidente de la Comunidad de Madrid. Además, Zapatero podría decir que el PSOE es un partido democrático donde caben las discrepancias y los matices políticos, a diferencia de lo que ocurre en el PP, dónde es sabido que sólo Aznar está en el secreto de la mezcla y sólo él dice lo que esta bien y lo que está mal y los demás a remar y a callar. Sí Zapatero hubiera sido tan cínico como otros lo fueron en su día, por ejemplo hablando catalán en la intimidad cuando políticamente les resultaba rentable, hoy el PSOE no sufriría la devastadora acción del cáncer político de Madrid. Quiere pues decirse que Zapatero ha resistido la tentación del cinismo, rechazando la compañía de Maquiavelo, aquel caballero renacentista que nunca escribió exactamente que el fin justifica los medios pero así ha quedado y no es cosa, ahora, de cambiar el chip de la gente. Está claro que Rodríguez Zapatero no es Maquiavelo, pero tampoco ha querido ser Zaplana en el ayuntamiento de Benidorm. Quizás por eso Simancas no es el presidente de la Comunidad de Madrid.