Diario de León
Publicado por
JAVIER TOMÉ
León

Creado:

Actualizado:

UNO DE LOS MÁS sólidos intelectos que ha dado la España de las últimas décadas, tan sólo comparable con el vitalismo creativo de Pocholo Martínez Bordiú o la categoría como estadista político que viene demostrando un día sí y otro también el presidente del Gobierno, José María Aznar, tan dichoso, glorioso y bizcochoso en su papel como redentor de los fregados ajenos, es el del boxeador Perico Fernández, un personaje de veta brava y, por decirlo claramente, más colgado que una paraguaya. En cierta ocasión fue a pelear a Tailandia con un boxeador local, apodado por el púgil aragonés como El chino , quien le dio tal paliza que incluso se sentían los puñetazos a través del televisor. De regreso a España y a la pregunta de los periodistas sobre lo que había ocurrido, el pobre Perico sólo pudo tartamudear: «¡Fue la caló...!». Pues algo así ocurre en este verano loco, significado por un calor de crematorio que hace sudar hasta a las estatuas. Si la pantomima que se vive en la Asamblea de Madrid es toda una pesadilla para la psique del español medio, ¿qué me dicen de esa fiesta contra la droga celebrada en un pueblo de Andalucía? Saltándose el guión previsto en tan benéfica función, aquello se convirtió en un maremoto de orines, estrépito, vomitonas y peleas. Algunos de los asistentes se extralimitaron en el consumo de pirulas y otras drogas de recreo, hasta el punto de ser detenidos por los atónitos policías. Ya sólo faltaba que un hombre mordiera a un perro, cosa que precisamente ocurrió en Croacia cuando un paseante pegó un bocado al pitbull que se estaba merendando a su caniche. Ante tanto despropósito, la única explicación plausible es que la culpa la tiene «la caló». O, lo que también resulta verosímil, que somos más brutos que la porra de Agamenón.

tracking