EL RINCÓN
El embajador
AHORA ESTÁ en la ONU, pero podía estar en delantera de grada del Parnaso. Inocencio Arias, que lleva la palomita de la paz a la altura de la garganta, es amigo de los poetas, lo que le otorga una gran singularidad en su obsequioso gremio. También ama a España, pero ama más a la verdad. Por eso ha dicho que «se atacó a Irak y no a Corea del Norte, porque era más barato». También ha asegurado que si no aparecen las armas de destrucción masiva «todo se pondría en tela de juicio». Inocencio Arias, que me cayó muy bien cuando le conocí, me cae ahora todavía mucho mejor. Un diplomático es un señor que, si se equivoca de habitación en un hotel y ve a una mujer duchándose, es capaz de decir «usted perdone, caballero». Su gestión era más importante en otras épocas, cuando no había teléfonos rojos ni de cualquier otro color y tenía que tomar decisiones instantáneas. Ahora su margen de iniciativa es mucho menor: todos tienen un mando a distancia que les sirve para obedecer órdenes. Sin duda por eso, algunos exacerbados críticos creen, injustamente, que su cometido es muy semejante al de los 'maitres' de los restaurantes de cinco tenedores, con la única diferencia de que las comidas de las embajadas se sirven en platos escudados. En el Dictionary of Quotations de Mencken se dice que cuando un diplomático dice «sí» significa «quizá», cuando dice «quizá», significa «no», y cuando dice «no» no es un diplomático. El caso es que en ningún diccionario se afirma que la sinceridad sea una virtud imprescindible en alguien que se dedique a la diplomacia. Las declaraciones de Inocencio Arias, aunque el Partido Popular las haya calificado de hipótesis inverosímiles, confirman la ilegalidad radical de la guerra de Irak, a la que España ha acudido en calidad de estrella invitada. Al gobierno no le ha gustado nada lo que dijo Arias y ya ha reaccionado. El asunto traerá cola, pero aquí seguimos distraídos con lo de Gil y Muñoz, el despechugado y el achulado, ex íntimos amigos. Con el calor que hace preferimos la comedia bufa a la tragedia.