EL MIRADOR
Los candidatos
POR TAN SÓLO 3.500 euros y 65 firmas, cualquiera puede presentarse a las próximas elecciones en el estado de de California. Con más firmas, se rebaja la ficha de inscripción, lo que sería un respiro para uno de los candidatos, un estudiante de 18 años que se presenta a gobernador porque, tras seis elecciones en su colegio, no ha conseguido llegar a delegado de clase, y que necesita el dinero para comprarse un ordenador. De los ciento cincuenta y pico aspirantes, alguno lo es por pura necesidad, como un tal Roger Willoughby, que declara estar en el paro. Otros librarán una ardua campaña para implantar en la tierra un ideal imprescindible. Así, Michael Wozniak, un policía jubilado, cree, con buen sentido, que es imprescindible promulgar una ley que permita a los hurones convertirse en animales de compañía. Los hurones tendrán que competir para ganarse las habas con distintas personalidades podridas de dinero, con un movimiento que promulga la paz y la meditación, con un fiscal muy fiero obsesionado con limitar el humo de la marihuana -el dinero ahorrado en esa partida podría dedicarse a comprar armas-; con una tecnoejecutiva muy simpática que vende tangas en su web y que propone temas encandiladores del tipo del matrimonio gay o la legalización de la misma marihuana; con una actriz de desnudo integral y, sobre todo, con un emigrante de músculos desnudos impaciente de devolver al estado de California en particular y a Estados Unidos en general todo lo que le debe. En sucesivos programas de televisión, el sólido austriaco, que ha donado su nombre civil a un estadio de fútbol de su pueblo natal y a varias enciclopedias de esculturismo publicadas en su patria adoptiva, insiste en la expulsión del gobernador reinante. La palabra que emplea por expulsión Schwarzenegger es «recall», que figuraba en el título en una de esas películas, «Total recall», en que ejercía de ciberhéroe. Schwarzenegger pasó de Conan, un salvaje de la prehistoria mágica, a ser un terminato r o un cibercosa cualquiera, un cachivache de los que sólo se producen en los desechos de una civilización que ya está de v uelta. Sorprendió algo al mundo que Reagan, vaquero de películas de la serie B, llegase a presidente, que la memoria de Kennedy no haya sufrido demasiado tras las revelaciones de sus amoríos, que Clinton malgastase sus puros, que alguien llegase a la Casa Blanca cuando el otro candidato tuvo más votos, que se reconozca sin pudor haber mentido para justificar una guerra. No hay razón para dudar que Arnold pueda ser un gran servidor público. Muchos republicanos están satisfechos de cómo lo hizo Ronald Reagan, que era extremadamente palurdo y mucho peor actor (aunque tenía mejor voz). A la mayoría de los políticos reinantes no se les aprecian cualidades determinantes y a varios les hemos observado mentiras y cadáveres suficientes para creer que son unos sinvergüenzas. Así que, ¿por qué no Schwarzenegger, que viene de la antigua Europa y no necesita intermediarios ni argumentarios (la palabra parece que es de Trillo) para endilgar puñetazos?