TRIBUNA
Carta abierta al alcalde de León
HE VISTO con cierta expectación el cambio que suponía la llegada de usted y de su gobierno al Ayuntamiento de León, y mucho más cuando se trata de un partido político que hacía muchos años no gobernaba en la capital de la provincia. En los primeros días utilizó un tono de moderación que se agradece, dada la crispación habitual que marca la vida política, y me creó curiosidad saber que cada leonés iba a recibir en su casa una carta en la que se explicarían las condiciones económicas ruinosas en las que parece que ha dejado al Ayuntamiento de León el anterior equipo de gobierno. ¡Por fin, los ciudadanos íbamos a conocer el detalle de las cuentas municipales!. Sabríamos en qué se había gastado el dinero para que los ciudadanos pudiéramos colegir si los proyectos estaban bien elegidos, si los gastos nos parecían suficientemente necesarios y un sin fin de conclusiones a las que podríamos llegar. En esa línea se habían iniciado ya algunas iniciativas de sus concejales, hablando de recortes en temas que veían innecesarios, para detraerlos hacía causas más necesarias y generales. Pero antes de recibir la prometida carta, usted, como alcalde, acaba de plantear un par de temas que chocan frontalmente con esa política de contención del gasto de la que alardeó en los primeros momentos. Ni más, ni menos, pide un nuevo aeropuerto de gran capacidad para la provincia de León y, además, lo pide sólo el Ayuntamiento, sin la adhesión de la Diputación Provincial, cosa que parece lógica, puesto que un proyecto de tal magnitud implica a toda la provincia. Nos dice que ese proyecto va a solicitarse vía Presupuestos Generales del Estado, como si eso significara que a los leoneses no les va a costar nada. No lo entiendo. Su propuesta no tiene en cuenta el proyecto del AVE que para distancias nacionales compite con el avión y que es un proyecto que tenemos ahí, perfectamente realizable. Al mismo tiempo, si la corporación municipal leonesa puede pedir y obtener unos presupuestos tan ingentes, ¿por qué no utilizarlos en proyectos más reales para todos los leoneses? Nos dice la lógica más común que lo primero que toca hacer es un estudio de la viabilidad de un aeropuerto de las características como el que usted quiere para León y analizar si el que ya tenemos es válido y rentable. Porque si no lo es, y a pesar de todo sigue funcionando, ¿se imagina quién pagará las pérdidas? De nuevo el resignado contribuyente, naturalmente. ¡Díganos señor alcalde si el aeropuerto que ya existe es rentable! ¡Si, hay estudios que demuestran que los leoneses lo utilizarían en mayor cantidad de lo que ahora lo hacen para trasladarse a Barcelona, Madrid, Badajoz, Murcia, etcétera! ¿Esa idea del nuevo aeropuerto está avalada por un estudio serio de viabilidad y rentabilidad o es sencillamente un sueño personal? Le recuerdo, señor alcalde, que los sueños de cada uno sólo pueden desarrollarse a cargo de los presupuestos personales. Cuando se habla del dinero de los contribuyentes la seriedad, el escrupuloso respeto hacía el sacrificio de la comunidad tiene que ser el principio que dirija e inspire todas las decisiones de los gestores de lo público. El otro tema que me ha llamado la atención es el de convertir la inmensa fábrica, hoy en desuso, de la Azucarera para Palacio de Congresos. ¿Eso significa que no piensa utilizar el Auditorio que al día de hoy está infrautilizado y que tanto dinero ha costado? Se nos puede decir que se construiría con dinero solicitado a otras instancias, sean nacionales o europeas, igual que el futuro gran aeropuerto. Es lo mismo, ese dinero se podría conseguir para otros proyectos más necesarios para la vida real de los ciudadanos que ya contamos con un magnífico Auditorio, máxime cuando el Ayuntamiento debe dinero a artistas y a pequeñas empresas y autónomos, provocándoles un gran perjuicio económico que amenaza su existencia en muchos casos. Hablar de utilizar el dinero de todos con esa alegría parece un abuso de poder y una humillación para el contribuyente, que ve como la calle en la que vive no tiene buenas condiciones, que a las escuelas públicas de su barrio no se las dota de presupuesto necesario para arreglarlas, que no hay suficientes piscinas y polideportivos municipales, que el alumbrado de los barrio es deficiente y un sinfín de cosas necesarias. ¿El señor Rodríguez Zapatero está de acuerdo con todos esos macroproyectos para León? Mucho me temo que ya no recibiré la curiosa carta sobre la economía del Ayuntamiento, porque después de sus declaraciones ya no podría obviar en la misma los futuros presupuestos de ambas obras magnas, la del flamante y desconocido presupuesto de un sueño particular, el gran aeropuerto de León. Y la del gran Palacio de Congresos. ¡Ya me gustaría que ambas propuestas estuvieran acordes con la realidad de León! Desgraciadamente, los problemas que afrontan León y provincia son de otro tipo. Tiene una población que envejece a vista de todos y, por el contrario, cientos de jóvenes tienen que fijar su residencia fuera de nuestra provincia. Tenemos malas y escasas infraestructuras provinciales, casi un nulo tejido industrial, etcétera. Y si estoy equivocado, señor alcalde, por favor, explique por qué, y con qué y cómo serían viables y más necesarias esas dos grandes propuestas y no la resolución de los pequeños y grandes problemas que tenemos que vivir cada día, incluido el futuro económico de la provincia y la capital de León.