Las viudas no veranean

TIENE MOTIVOS Aznar para estar satisfecho en el tema de la Seguridad Social. La recogió casi en bancarrota -es decir, sin garantías de que los pensionistas pudieran cobrar mes a mes- y en ocho años no sólo ha batido todos los records de afiliación, sino que la ha dotado un fondo de reserva que pronto estará en los 10.000 millones de euros. Eso sólo no garantiza el futuro, pero es un avance importante. Pero con todo, el sistema social de este país sigue siendo tremendante injusto. En medio de una economía boyante, de un crecimiento sostenido del empleo, de una excelente Sanidad, aun con listas de esperas, de una educación para todos... mantenemos el gasto social más bajo de la Unión Europea. Hay más de dos millones de pensiones contributivas que no llegan a los 390 euros mensuales y algunos incluso hablan de reducirlas. Uno de cada cuatro españoles que vive hoy sumido en la pobreza tiene más de 65 años. La situación de los mayores -que cada vez viven más años- no es sólo un problema de soledad, sino de pobreza. Y si ese problema es grave, el de las mujeres viudas, lo es aún más. Mientras vive el marido, la pareja malvive. Pero cuando aquél falta -que es la situación más frecuente, porque las mujeres viven más que los hombres- la pensión se reduce a la mitad, mientras los gastos siguen siendo prácticamente los mismos. Díganme ustedes cómo una mujer puede vivir -pagar la casa, la luz, el teléfono, el agua, comer, vestirse...- con 390 euros. O con 500, si hay mucha suerte. Cuando el jubilado muere, la viuda añade a su pena, la condena a no subsistir. Conozco un caso muy cercano en el que esa pensión de jubilación era completada por una entidad bancaria con un plus de 240 euros mensuales. Un plus que compensaba cuarenta años de duro trabajo con sueldos bajos. Un plus tapaagujeros. Pues bien, hasta ese plus se ha visto reducido para la viuda a 85 euros, la tercera parte, quince mil míseras pesetas. Seguramente se trata de mejorar los beneficios del banco.