Zapatero mantiene la iniciativa

SÓLO UNAS pocas horas después de que Redondo Terreros expusiera la necesidad de que socialistas y populares hicieran un frente común contra los nacionalistas en Euskadi, el secretario general del Partido Socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, ha hecho un par de gestos demostrativos de que ése no es su parecer, y que esos, hoy por hoy, y ante un otoño que se prevé cálido en materia de País Vasco, no son sus planes. De momento, José Luis Rodríguez Zapatero ha hablado con Mariano Rajoy y ha vuelto a rechazar la idea del frente antiIbarretxe que se le viene proponiendo desde el Partido Popular ante la inminencia de que llegue al parlamento vasco el borrador de reforma del estatuto para el País Vasco que patrocina el lehendakari. De otro lado, se anuncia que el propio Rodríguez Zapatero desea explicar al propio Ibarretxe las razones por las que no puede sumarse a su plan y, más bien, le provoca un rechazo muy general. Cabe preguntarse: pues si PP y PSOE están contra el plan, ¿por qué no se manifiestan juntos y actúan de común acuerdo, con una estrategia común y compartida? Y es a lo que se resisten y se niegan los dirigentes socialistas, que entienden que existen otros procedimientos y fórmulas. Por ejemplo, la del diálogo, a la que desde hace años se viene negando el gobierno de Aznar en todo lo relativo a los planes del gobierno nacionalista de Vitoria. Después de un primer momento de entendimiento con Arzalluz y de un esfuerzo por llegar a un entendimiento, incluso, con la banda terrorista ETA y su mundo de alrededor, a los que el señor Aznar llegaba a denominar corriente y usualmente Movimiento Vasco de Liberación Nacional, se pasó desde la Moncloa a la posición radicalmente contraria: Batasuna era lo mismo que ETA y quienes pretendían alcanzar alguna clase de acercamiento con Batasuna eran sospechosos de sedición y de enemigos de la unidad de la patria. Y, en efecto, iniciada esa senda, en los últimos años se ha visto cómo se ha avanzado en su recorrido, con radical ruptura de toda suerte de contactos, y no digamos ya de entendimiento, entre el PP y todo lo que signifique nacionalismo vasco en cualquier variante. Frente a ese rechazo radical, el PSOE pretende mantener abierto el cauce del diálogo, y poder exponer al lendakari las razones concretas y explicadas de su desacuerdo, en una conversación educada, que no rompa puentes ni sea un apéndice de lo que Aznar piensa y determina...