Extraña ecuación

UN PROFESOR emérito de la Universidad de Washington ha presentado las ecuaciones para predecir si un matrimonio va a funcionar o se divorciará a la primera discusión por el mando de la tele. Jame D. Murray lleva cuarenta años casado con la misma mujer, luego dichas ecuaciones no son la historia de su vida. El ilustre científico se adelantó en su hallazgo a Mickey Rooney, quien ya iba por el séptimo divorcio cuando quien esto escribe era un niño. En Las Vegas, donde te puedes casar vestido de Elvis y divorciarte bailando rap, recibieron la noticia con gran preocupación, pero se les paso enseguida porque comprendieron que las ecuaciones no las lee nadie. Al pueblo le llegan mejor las pintadas, en una calle céntrica de León hay está: «Inés me has arruinado la vida». Toma ecuación Para aplicar la ecuación la pareja debe conversar durante quince minutos sobre temas no banales, en los que se definan sobre las grandes cuestiones de la convivencia conyugal: amor, sexo, dinero, educación de los hijos¿ en fin, supongo que al profesor Murray se le dieron a la fuga no pocas parejas, en cuanto levantaba la vista del cronómetro, aterrorizadas ante la petición de mantener tan larga conversación en serio, demasiado esfuerzo gimnástico para una dialéctica desentrenada. Pero Murray no se rindió, ni siquiera cuando leyó que Zsa Zsa Gabor iba ya por su divorcio número veintisiete. Siguió dándole a la ecuación, incansable buscador de eurekas, para resolver un mal de amores que él no sufría. Y todo ello para concluir que en el amor¿ dos y dos no son cuatro. Con razón Unamuno exclamó aquella chulería de «¡qué inventen ellos!». Aquí todo está inventado y todo es puro invento. Aquí el profesor Murray se hubiese fugado a Marbella con una encuestada.