Fiscalía anticorrupción

HACE no mucho tiempo, portavoces gubernamentales ponían en cuestión la supervivencia de la Fiscalía Anticorrupción con un argumento en apariencia razonable: ¿acaso no persiguen todos los fiscales del reino la corrupción? ¿Para qué, pues, un órgano especializado? Ahora, tiempo después de haber cuestionado su existencia, el ministro de Justicia nos anuncia que la Fiscalía se ocupará también de otros delitos: tráfico ilegal de personas, falsificación de tarjetas de crédito, delitos contra la propiedad intelectual, robo organizado de vehículos de lujo, etcétera. Tras este viraje conceptual, siempre nos quedará la duda de si esta ampliación de competencias no es el subterfugio ideado para evitar que investigue a plena dedicación en el ámbito para el que fue concebida.