Crispación

EL FALLECIMIENTO del capitán de navío Martín-Oar y el primer ataque con granadas de mortero dirigido contra el campamento de tropas españolas en Diwaniya han tenido la virtud de elevar de manera importante el grado de crispación política en la relación de Gobierno y oposición. Había advertido Aznar que la noticia de cualquier atentado contra militares españoles sería empleado por la oposición para criticar y atacar al gobierno, llegando a emplear términos como aprovechamiento político y deslealtad a la patria que produjeron importantes grados de enfado en los opositores. La muerte del capitán de navío Martín-Oar llegaba, en este sentido, en circunstancias dulces para el gobierno de Aznar: era víctima de un atentado dirigido contra las Naciones Unidas, en el que también perecía su más alta personalidad y personaje de gran prestigio internacional Vieira de Melo, y la familia del militar fallecido era la primera en salir en defensa de la argumentación del propio Gobierno: el capitán falleció en un atentado terrorista, en circunstancias caóticas y las autoridades españolas, en materia de información, no pudieron haber hecho más de lo que hicieron, exculpaban los familiares a un Gobierno siempre en situación incómoda. Se queja la oposición de que el gobierno de Aznar, y Aznar en concreto, desde el principio de la guerra, y hasta nuestros días, se ha alineado con Bush y se ha limitado a cumplir sus deseos, y ha marginado a las Naciones Unidas, a la Unión Europea y hasta a la Otan, y cómo no, al Parlamento español, de manera apreciable y al coste que haya sido en medios materiales y humanos. Desde ese punto de vista, la oposición aprovecha cualquier debilidad del gobierno para atacarle con extraordinaria severidad. Y así resulta, como ahora dice Zapatero, que el comportamiento del presidente Aznar es de vileza y de cobardía política y personal por seguirse negando a explicar al parlamento español el papel de nuestro país en la posguerra iraquí. El debate y el intercambio de insultos de grueso calibre se produce ahora a cuenta de las tensiones y al temor a nuevas víctimas que produce la presencia de tropas españolas en Irak, a las órdenes de mandos militares polacos y sin autorización previa de las cámaras. legislativas de la Nación.