Diario de León

EN EL FILO

La muerte que no se esperaba

Publicado por
CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
León

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PARADÓJICAMENTE, el endurecimiento de la situación en Irak, la resistencia de los seguidores de Sadam Huseín y el recurso sistemático al terrorismo... están reafirmando sus posiciones a quienes se mostraron contrarios a la intervención armada en aquel país. Si hacemos memoria, deberíamos convenir que han ido variando de posición de una forma oportunista al hilo de los acontecimientos. Primero desaconsejaron la guerra porque se temía que fuese muy prolongada y costosa en vidas humanas y recursos. Se habló de los costos para la economía norteamericana y europea. Al comprobarse que el régimen de Sadam Husein caía en menos de un mes se dedujo que se había jugado con un fantoche y que, por tanto, la intervención armada había sido desproporcionada. Ahora se sigue manteniendo esta tesis al tiempo que se recurre a la capacidad de resistencia del baasismo. Por este camino se terminará diciendo que se trataba de un régimen con grandes apoyos populares. Porque la guerra de Irak se ha convertido en una guerra interna, especialmente en España. El PSOE e IU ponen al día su requisitoria contra Aznar. Él fue el responsable de la intervención en Irak junto a Bush y Blair. Debe pagar, por tanto, su error. ¿Por haber derribado a Sadam Huseín o por haber iniciado una guerra de consecuencias difícilmente controlables? Pero, ¿ante quién debe pagar el error Aznar? Se supone que en las elecciones generales por haber comprometido las vidas de españoles en Irak. Incluida la vida del capitán de navío Martín-Oar, que eligió voluntariamente una tarea de pacificación como miembro de las Naciones Unidas. La necesidad de implicar al Gobierno como irresponsable en una materia tan delicada ha llevado al PSOE, a IU y al PNV a culparle por la muerte del militar español y, de ese modo, han venido a dar la razón al presidente de Gobierno por haber vaticinado que la oposición estaba esperando una primera víctima para echarse sobre el Gobierno. El atentado por el que ha muerto el capitán español ha sido calificado por Kofi Annan «no tanto como un atentado a la ONU, sino al propio Irak», lo que deja descolocada a la oposición española. Para la resistencia iraquí, la ONU no sólo no merece el respeto sino que es un objetivo prioritario. Lógico, por otra parte, si se tiene en cuenta que los seguidores de Sadam Husein están vinculados a Al Qaeda y a los métodos que utiliza el fundamentalismo islámico. Atrás queda el pasado laico y nacional-socialista del Baas, como queda atrás la solidaridad de la izquierda española con el pueblo kurdo, tradicionalmente masacrado por Sadam. Si en las vísperas de la intervención armada en Irak quedaron al descubierto los partidos de izquierda por su antiamericanismo y su afán de convertir en interno un problema internacional, ahora, en el tiempo de la pacificación, el atentado a la sede de la ONU y la muerte concreta del capitán Martín-Oar les deja sin el único argumento que han venido manejando. No ha sido Aznar quien ha querido sacar provecho de una muerte, como dice la dirección del PSOE, sino la mala fortuna de quienes se aferran al oportunismo sistemático.

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