Diario de León

EN EL FILO

El poder fáctico vasco

Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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PERDÓN por la autocita: en un libro que tuve oportunidad de publicar en 1990, Poderes fácticos en la democracia , señalaba en qué medida la existencia de la banda terrorista y separatista vasca había sido un poder fáctico con capacidad para arrastrar y condicionar a los restantes poderes. Me ha recordado aquella reflexión la que ahora han hecho los dirigentes batasunos Otegi y Goricelaya, para quienes no hay duda de que es un triunfo de la izquierda aberzale -o sea, de Batasuna y ETA-, que se discuta la necesidad de modificar el estatuto vasco actual. Como en su momento, los centenares de víctimas de ETA fueron acicate para la construcción del estado de las autonomías, y concretamente, de la vasca. Por lamentable que sea, así viene sucediendo, y ahora mismo estamos viendo en qué medida, los batasunos ilegalizados se apuntan como triunfo y éxito propio el que el lendakari Ibarretxe haya planteado cambiar el marco jurídico. Por más que en medios próximos a Arzalluz se niegue una y otra vez que él pronunciara la pavorosa y expresiva frase que se le atribuye -unos agitan el nogal y otros recogemos las nueces-, pocas cosas aparecen tan relacionables como el mundo etarra y proetarra y los impulsos que vienen caracterizando al PNV gobernante en Euskadi, por más que una y otra vez los dirigentes del partido centenario vasco expresen su diametral diferencia en métodos con la banda y sus aliados. Pero nadie ha ayudado y ayuda tanto a estos aliados de la banda como el PNV, en todo el interminable proceso de su ilegalización y teórico retorno a la clandestinidad o a expandirse entre otras fuerzas legales y legalizables. Hasta el punto de que el ministro de Justicia, Michavila, ha calificado al PNV de ser «el único esponsor oficial de ETA, Batasuna y los amigos del terrorismo». En la manifestación de Bilbao, curiosamente convocada o auspiciada por una mujer de 90 años que abrió la marcha sentada en el interior de un automóvil, volvieron a escucharse gritos a favor de la independencia, de la amnistía, de la ilkurriña, contra la bandera española y en contra del «español PNV». Lo de menos es ya la razón de cada movilización: Por los derechos humanos, por la ikurriña, por la amnistía de los etarras presos, o por la reforma del estatuto vasco que propugna Ibarretxe. Lo importante es mantener la tensión política, ganar velocidad de crucero y crispación de cara al otoño que viene, cuando el Estado habrá de plantarse ante aspiraciones inaceptables.

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