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León

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AUNQUE en España no ha pasado lo que en Francia -la muerte de miles de personas por efectos del calor y, sobre todo, por falta de atención sanitaria adecuada- algunos andan empeñados en que parezca que ha pasado lo mismo. Como en Francia las responsabilidades han caído sobre quien corresponde, el Ministerio de Sanidad y el Gobierno, algunos quieren que aquí caigan sobre quien no corresponde, es decir, el Ministerio de Sanidad y el Gobierno. La ola de calor sin duda habrá hecho que mueran más ancianos en Francia y en España, pero en el caso español no se tiene noticia de que en ningún hospital ninguna persona haya sufrido desatención o mala atención. Es dudoso que el Gobierno y el Ministerio de Sanidad sean responsables de la ola de calor, pero lo que es real es que son las consejerías de Sanidad las que tienen las competencias sanitarias y que son ellas las que, si tienen noticias de cualquier episodio fuera de lo normal, deben comunicarlo al ministerio. Para eso existe una red de vigilancia epidemiológica, que no ha sido alertada, porque ninguna comunidad autónoma ha alertado sobre problemas causados por la ola de calor. Pero en el caso español fue la ministra de Sanidad la que llamó a las autonomías y no al revés. No hay datos para hablar de una crisis de salud causada por el calor, ni de una falta de atención hospitalaria. Que Antonio Gala, para enfocar el asunto, tenga la torpeza de caer en el machismo de describir a la ministra como «esa cariátide con blusita o rebeca» es, simplemente, indigno de él. Que Juan José Millás insista en su cacería diaria de un ministro o un político del PP -los demás no existen- entra dentro de la operación de acoso y derribo y demuestra que no importa la verdad sino que las acusaciones parezcan verosímiles. Ministro disparado, misión cumplida. Y algo más. Los políticos sabe n que existe el enemigo anterior, el enemigo exterior y el enemigo interior. Este último es siempre el peor. Me cuentan que las tierras malagueñas son un lugar espléndido para veranear, para buenas comidas y mejores conspiraciones. La demagogia funciona muchas veces. Pero en temas de salud, los españoles tienen derecho a exigir datos, moderación y sensatez a sus políticos, aunque no todos los que escriben estén sujetos a la misma obligación. 1397124194