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Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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DE HUMANOS es errar, pero equivocarse siempre es inhumano. Alguna vez hay que acertar, aunque sólo sea por acatamiento a la ley de probabilidades, que al igual que la ley de la gravedad no ha sido necesario aprobar en las Cortes. Ahora resulta que el Prestige vertió 24.000 toneladas más de lo admitido por el Gobierno. El vicepresidente Mariano Rajoy, también conocido por El señor de los hilillos , asegura que en el petrolero hundido sólo queda el 18% de la carga. Una carga de conciencia para algunos, que ni hicieron lo que decían ni lo hicieron a tiempo. El reguero maldito ha obligado a recoger casi 80.000 toneladas de residuos, después de asesinar cigalas ataviadas para el torneo submarino, percebes en perpetua concentración y almejas que tocaban sus propias castañuelas. Un atentado para el aperitivo. Los hoteleros afectados por el chapapote piden ayuda para soportar la crisis económica, pero el Gobierno dice que la repercusión sobre el turismo ha sido mínima. Otro chapapote de tierra adentro es el de la Asamblea de Madrid. La célebre pareja de hecho compuesta por los tránsfugas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez ha impedido con sus votos el dictamen sobre su deserción. ¡Agárrense a la brocha de pegar carteles electorales! La investigación ha sido inútil, a pesar de las 130 horas de interrogatorios y de los 5.000 folios que recogen los sutiles intercambios dialécticos entre los tenaces portavoces del PP, el PSOE e IU y los 28 comparecientes. Un novelón tremebundo y un folletín en una sola entrega que al final no aclara quién entregó a quién el dinero, que es el invisible protagonista. Qué cultura tendrían algunos si en vez de verse obligados a leer esos 5.000 folios hubieran leído otros, de distintos autores. Un error más de cálculo. Ojalá se equivoquen los científicos como los políticos. En la Conferencia de la ONU contra la Desertificación alertan de que España podría quedar desertizada en 50 años. A vivir, que son cuatro días y dos lloviendo, decíamos hasta hace poco, pero las cosas cambian. Cada vez se venden menos paraguas.

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