Política y vergüenza

LA COMISIÓN de investigación creada en la Asamblea de Madrid para tratar de averiguar el fondo del escándalo suscitado por la defección de dos diputados socialistas, que obliga a celebrar nuevas elecciones, ha tenido un desenlace tan pintoresco como su desarrollo. Pero el trámite no ha sido inútil: los ciudadanos hemos obtenido dos conclusiones relevantes. Una primera, que, haya o no trama urbanística tras la crisis, es patente que existe un turbio complejo de relaciones espurias entre el mundo inmobiliario y el político. Demasiadas amistades peligrosas entre constructores y representantes públicos. Una segunda, la pésima calidad de nuestra clase política autonómica. O los partidos buscan personalidades más idóneas, o la política puede perecer de simple inanición.