Diario de León

EL MIRADOR

Aznar y el terrorismo

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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EL PRESIDENTE Aznar acaba de revelar en la estrategia a seguir por el PP en un semestre preelectoral/electoral tan inminente, que ya ha empezado. La diana de todos los dardos populares va a ser el líder socialista Rodríguez Zapatero, cuyo partido, según Aznar, carece de proyecto, programa y dirección. El PSOE, además, habría emprendido «una vertiginosa carrera hacia la inconsistencia». Para vencer al adversario, nada mejor que debilitarlo en las horas previas al enfrentamiento directo. De ahí que todas las escuelas militares, y políticas, aconsejen el bombardeo de las posiciones enemigas antes de asaltarlas a pecho descubierto, en el caso de guerra, o en las urnas, si se trata de elecciones. Y Aznar inicia el bombardeo al PSOE con la artillería más pesada de su arsenal: el terrorismo. Ante sus militantes, el presidente aseguraba que todos los terrorismos son iguales, por lo no habría diferencia entre volar la sede de la ONU en Bagdad, «para que vuelva el tirano Sadam», o un cuartel de la Guardia Civil en el País Vasco, para convertirlo «en coto cerrado de los totalitarios». Aunque todos los terrorismos fueran iguales, parafraseando a Orwell podría decirse q ue unos son más iguales que otros, por lo que realmente se diferencian. El terrorismo envenenado de ETA poco tendría que ver con ver con el del narcotráfico colombiano y tal vez menos con el que se practica contra la ocupación militar del propio país. Analistas internacionales se preguntan ya si el terrorismo iraquí es un efecto más o menos directo de la ocupación. La ocupación se justificaba en parte como lucha contra un terrorismo que en Irak no existía, pues Sadam, un tirano execrable, odiaba y perseguía el fundamentalismo islámico, en el que tantas organizaciones terroristas se apoyan. Sadam, eso sí, se ejercitaba en el terror político que generaban sus asesinatos masivos. Zapatero respondía desde Granada al fuego graneado que Aznar le dirige, y recurriendo a una metáfora de escasa fortuna afirmó que el presidente está escribiendo su propio epitafio político. Y tampoco es eso. A Aznar le irrita obviamente que el PSOE se enfrente al plan Ibarretxe sin plegarse a la disciplina del PP, como si la insumisión al dogma 'popular' fuera una traición a la patria o una deslealtad a la Constitución. Y no lo es. Algunas argumentaciones de Aznar son extremadamente simplistas, como la igualdad entre todos los terrorismos, base en la que viene asentando su patrocinio a la guerra contra Irak, y siendo como es hasta ahora el único de los tres patrocinadores que sortea con una evasiva habilidad política el deterioro que sufre la imagen de los otros dos. Según Zapatero, Aznar «está colmando la paciencia de muchos españoles, y desde luego de todos los socialistas», incluido él mismo. Demasiada crispación en la actitud del presidente, según el secretario general del PSOE, y ello en contra de «los valores que hicieron posible la transición y del espíritu constitucional». Ya está en marcha la campaña de las elecciones generales de marzo, ante las que el presidente empieza despedirse del poder a su viejo estilo, haciendo política del terrorismo, pero sin escribir ni mucho menos su propio epitafio.

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