Llave del paraíso

EN TODAS las religiones se habla bien de la paciencia, esa virtud que exige anteriores infortunios, ya que sin ellos no podría demostrarse. Quienes parece que han tenido tratos con ambos, aseguran que la paciencia es de Dios y la prisa del diablo. Creo que era Salomón el que dijo que la doctrina de toda persona se conoce por su paciencia. Otros sabios también le echan piropos. En este momento, Bush la está pidiendo a gritos, pero no para él, que la perdió hace tiempo y no ha vuelto a encontrarla, sino para el pueblo norteamericano. La gente no acaba de comprender que el número de muertos estadounidenses en la postguerra de Irak supere al de los caídos en campaña. La Casa Blanca ha lanzado otra campaña: para calmar a la opinión pública y las críticas de los partidos. Eso de pedir sosiego en ciertas situaciones es bastante más fácil que conservarlo. En el único caso que conocemos de incendio en un teatro donde el público obedeció unánimemente a la petición de calma, murieron carbonizados todos los espectadores. La Administración Bush quiere aplacar como sea el creciente rechazo del pueblo, que no ha tenido tiempo para festejar la victoria contra el malvado Sadam Huseín en la rápida guerra, ya que está deplorando de modo simultáneo su derrota en la paz. La paciencia es la llave del paraíso, según dicen, pero el paraíso no tiene puertas y lo que están en puertas son las próximas elecciones de los Estados Unidos, que serán en noviembre del próximo año y los sondeos de opinión son realmente pésimos. Si bien se mira, aunque sea por un agujero, la paciencia es la única virtud, o por lo menos forma parte como ingrediente imprescindible en todas las demás. Un caballero tan sensato como Sabino Fernández Campo, ex jefe de la Casa de Su Majestad el Rey, ha aludido a ella ante la búsqueda de una adecuada esposa para el Príncipe Felipe. Para luego es tarde, que en España está llena de republicanos juancarlistas. Así que paciencia y a seguir barajando nombres de princesas en las páginas de Hola.