Amina espera

SI EN OCCIDENTE se condenara a ser lapidadas a todas las mujeres adúlteras faltarían piedras, y si se condenara a todos los hombres sería necesario desmontar las catedrales. Aquí la justicia es más benévola que en el Islam. La prueba es que el sujeto ese que asesinó a tres personas, según su propia confesión, está de nuevo en la calle. No ha sido juzgado en cuatro años y la ley impide que siga en la cárcel alguien que en ese tiempo no haya sido sometido a juicio. La pereza invencible ha sustituido en este caso a la imposible misericordia. Así funcionan nuestros tribunales, mucho mejor, por supuesto, que los islámicos: el juez de Alcoy ha tardado un año en reconstruir las cuatrocientas causas que destruyó un funcionario y dos narcotraficantes de Barbate acaban de obtener la libertad por la lentitud del Supremo en dictar sentencia definitiva. La nigeriana Amina Lawal espera la suya, que no tendrá término medio: o lapidada o absuelta. La mujer, que tiene ahora 31 años, tuvo una niña dos años después de divorciarse, lo que se considera un crimen para la sharía , que es la tremebunda ley que rige en los estados del norte de Nigeria, de mayoría musulmana. ¿Qué dictará el Tribunal de Apelación de Katsina? En el caso de que la condene a ser lapidada, el único que tendría un cierto derecho a tirar la primera piedra es el marido. Aunque no esté libre de pecado, tampoco se ha librado de los cuernos. Cuenta Amina con un ingenioso abogado que alega en su defensa que la preciosa niña Wasila pudo ser el resultado de un «embrión durmiente», fecundado cuando ella aún estaba casada, pero eso no se lo cree ni Alá. Amina Llora, con su hija en brazos. Llora y espera. El día 25 de septiembre sabrá si Wasila se queda huérfana. ¿Por qué nos estremecen más las tragedias individuales que las colectivas? Ayer estalló en China un almacén ilegal pirotécnico y murieron 22 personas. Y en la India se registró casi medio centenar de bruscos fallecimientos entre los que iban a un río a purificarse. Amina. Lo que nos importa es Amina. ¡Libertad para Amina!