Diario de León

DESDE LA CORTE

Aznar se secó dos lágrimas

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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GASPAR LLAMAZARES, uno de los últimos rojos, ha tenido la mala baba de calificar a los nuevos ministros como «el Gobierno de la compensación». La verdad es que Aznar parece haber utilizado las carteras para tranquilizar su conciencia, pagar deudas contraídas en la sucesión y secarse algunas de las lágrimas del martes de las emociones. Lo sugieren dos de los nombramientos: los de Rodrigo Rato y Javier Arenas. Rato, el gran perdedor en la carrera sucesoria, se convierte en el número dos. Al margen de sus méritos, suena como si el Presidente le dijera: «Ya ves, Rodrigo, que eres mi preferido; serás mi alter ego, el sustituto en mis ausencias, el compañero de escaño, el hombre de más poder después del presidente». Y al empresariado le envía un mensaje: la política económica que tanto os gusta y aplaudís sube en el escalafón del equipo. Javier Arenas había sido, hasta ayer, el otro perdedor del tránsito; el único que tuvo que abandonar su despacho para dejárselo al sucesor. Arenas hubiera sido también un magnífico portavoz; el portavoz natural. Pero hubo que dejarle esa función a Zaplana, otro de los nominados. Respecto a las demás caras nuevas, Juan Costa es tan de Rato que, cuando se le escucha en la radio, parece el mismísimo Rato. Julia García Valdecasas no sólo ha reprimido manifestaciones, como dice la Ser. Ha hablado mucho con Rajoy en sus estancias en Galicia. Y conoce como nadie las tensiones nacionalistas. Queda una lágrima sin secar: Jaime Mayor. Sólo le encuentro tres explicaciones. Una, que estará en el equipo de Rajoy. Otra, que no había ministerio a su altura, que sólo podría ser una Vicepresidencia. Y la tercera, que no puede abandonar el País Vasco en vísperas del plan Ibarretxe. Parecería una deserción. Es un gabinete para enfocar las elecciones. Tiene una duración limitada hasta marzo. Es, por tanto, un gobierno corto. No puede hacer grandes reformas ni pensar grandes proyectos. Los nuevos ministros gobernarán al gusto de Aznar, tratando de aupar a Mariano Rajoy. En el fondo, Llamazares tiene razón: no se hace un gabinete para durar ni para innovar, sino para curar heridas. Lo cual no impide que sea un buen Gobierno.

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