EL RINCÓN
Balanza oxidada
LA FAMILIA que trafica con drogas unida, permanece unida. La excarcelación de los cabecillas del llamado clan Antón demuestra una vez más que nuestros más notorios delincuentes aman tanto la libertad que prefieren estar en la calle a cumplir sus condenas. El jefe del clan y su prometedor hijo fueron condenados cada uno de ellos a seis años y nueve meses de prisión, pero al haber cumplido más de la mitad de la pena ambos tienen la alegría de reanudar su trabajo. Al parecer, los grandes traficantes de droga no padecen el síndrome postvacacional. La Sala Penal del Tribunal Supremo ha difundido un comunicado en el que refuta la acusación de que los Antón están libres por culpa de la lentitud judicial. ¿Quién se atreve a decir que la Justicia española es «lenta como un diccionario abierto por la palabra tortuga»? Las calumnias, para que sean creíbles, deben ser aproximadas. Lo que ocurre es que hay gente mal pensada que al poner en tela de juicio a la Justicia, atribuye al vocablo tela su acepción popular, equivalente a monis , pasta , jurdós y otros términos del lenguaje de germanía. La cosa viene de antiguo: «si tuvieres dineros habrás consolación, placer e alegría e del Papa ración», dijo el Arcipreste de Hita. En un castellano más reciente, es lo mismo que el coordinador provincial de Izquierda Unida de Cádiz acaba de decir: «Estamos haciendo un sistema judicial injusto que establece clases sociales en función del poder económico». La verdad es que la virtud que inclina a dar a cada uno lo que le pertenece o se lleva poco o se la lleva el viento, cansado de esperar el fallo de los tribunales, que van a su aire. Es cierto que los señores jueces están realmente desbordados, pero el ciudadano medio no tiene la culpa de que no haya más ni de que los que hay no dispongan de los suficientes medios. Lo que ven las personas honradas, o sea, los que se cruzan cada día en la acera con los traficantes, es que la Justicia tiene la balanza herrumbrosa y su espada ni pincha ni corta. Si acaso, le corta y le pincha a los que no tienen dinero.