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Publicado por
RAFAEL TORRES
León

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AL MATRIMONIO Beckham no parece afectarle mucho la escandalosa carestía de la vivienda en Madrid: por ocho millones de pesetas mensuales de alquiler van a residir en la urbanización de superlujo Las Encinas, en el Plantío, emporio residencial que promovieron los Barreiros hace unos treinta años sobre cien hectáreas de bosque animado. Choca, eso sí, que los Beckham, que son tan aficionados a comprar mansiones en todas partes, se conformen esta vez con el inquilinato, pero, al parecer, en el contrato de arrendamiento figura la posibilidad de que, transcurridos los cuatro años de vigencia del mismo, la pareja pueda comprar la casa por mil quinientos millones de pesetas si en ese tiempo le han cogido cariño. En la página de al lado del periódico en que he leído esto se publica, probablemente sin intención, un escalofriante reportaje sobre la hambruna en Somalia. Ya se comprende que si David Beckham y su chica picante no derrocharan el dinero de forma tan indecente, es más, que si el futbolista no cobrara unas sumas tan demenciales, el hambre en Somalia y en el mundo, seguiría afligiendo y diezmando a los inocentes, pero no es menos cierto que estaríamos hablando de otra clase de mundo donde, tal vez, la opulencia de unos pocos no se edificaría sobre la misería de tantísimos. Demagogia, utopía... Es probable que alguien oponga a este razonamiento esas descalificaciones, pero lo asombroso es que ese alguien, a lo mejor, es un alguien que tendrá que machacerse de por vida, renunciando a muchas cosas necesarias e incluso a la imprescindible de la dignidad, para pagar la hipoteca de su casa al banco, una casa adquirida al triple de su valor real. En Las Encinas y en sitios así, se escribe la historia.