Diario de León

DESDE LA CORTE

Aparece el que asó la manteca

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FERNANDO DELGADO
León

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UNO QUE lo ha creído: don José Luis Rodríguez Zapatero. Vio en los periódicos que Rajoy aportará a la vida pública un «cambio de talante» y se dijo y le dijo a su militancia: «Ésta es la nuestra, compañeros». O quizá quiso poner a prueba al rutilante sucesor, vaya usted a saber. El caso es que anunció que va a pedir por carta una cumbre «inmediata» de la dirección de los dos grandes partidos con una magnífica intención: «Volver a la normalidad democrática». ¿Qué será eso de la «normalidad democrática» en el magín de Zapatero? Pues está muy claro: que terminen los comportamientos aznaristas en el Parlamento, en las relaciones políticas y en el uso de los medios públicos de difusión. Es decir, si no entiendo mal, que el señor Rodríguez Zapatero propone que se le haga al señor José María Aznar un entierro. Y además, un entierro de tercera, con féretro de pino, pocos curas y simple esquela de una columna. Dado que el Aznar político ha muerto, y lo que queda en La Moncloa es el resto de un dirigente de un pasado muy lejano, recemos unos responsos, y a otra cosa, mariposa, dicho sea en el sentido de refrán, y no en el que utiliza Alfonso Guerra. ¿Alguien se imagina al cautísimo Mariano Rajoy asumiendo que con Aznar vivíamos -bueno, vivimos- en la «anormalidad» democrática? Y, aunque lo asumiera íntimamente, ¿alguien lo imagina cogiéndose de la mano de Rodríguez Zapatero y aceptando con él que su primera obligación ahora es sanear la vida pública que construyó con Aznar? Hay tontos de capirote, tontos del bolo, tontos del bote y tontos del culo. En una de esas categorías figura el autor de la idea. Lo menos que puede esperar quien se la sugiere a Zapatero -y Zapatero por aceptarla- es topar con la respuesta que ya encontró: el único que necesita saneamiento y el único que requiere recuperar la normalidad de forma dramáticamente urgente es el Partido Socialista. Si ésta es la prueba de la oposición para mirar si Mariano Rajoy es «gilipuertas», hay que convenir que se lo han puesto muy fácil. Con exámenes así, no es extraño que las encuestas le den tantas matrículas de honor. Siguen haciendo falta ristras de ajos en Ferraz.

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