El cuaderno azul

EN LOS MEDIOS de la oposición, incluidos los mediáticos y sociales, se está valorando ya la doble renuncia de Aznar a la carrera presidencial y a la jefatura del PP como un hecho verdaderamente histórico. Durante mucho tiempo no se quiso dar crédito a los adelantos que venía haciendo aquel en ese sentido y todavía, hasta hace muy pocos días, se seguía hablando de los peligros de la bicefalia. Ha tenido que abandonar su despacho en la sede de la calle Génova para que los comentaristas políticos hayan abandonado su desconfianza. La resistencia de los políticos y la mayoría de los analistas a admitir esta demostración de desprendimiento ha servido para revelar la mentalidad de estos y, desde luego, hasta qué punto esta interiorizada la libido del poder. Por vez primera la sociedad española se ha encontrado con un político que es capaz de convertir en realidad lo que suele predicarse retóricamente: ha puesto por delante los intereses de España y de su partido a los personales, un ejercicio que ha resultado difícil de encajar hasta por los propios compañeros del partido. No estaban preparados para un gesto tan revolucionario. Y digo revolucionario porque, a partir de ahora, va a ser muy difícil que los futuros presidentes del Gobierno intenten un tercer mandato. El ejemplo de Aznar se terminará imponiendo. Lo excepcional se convertirá en normal. Ni siquiera hará falta asegurarlo mediante ley. Como digo, ni siquiera en el propio PPr se admitía la renuncia de Aznar. Por supuesto la oposición no podía admitir esa posibilidad porque, en ese caso ¿dónde quedaba el discurso sobre el autoritarismo de Aznar? Para unos y para otros la lección es grande y necesariamente el protagonista tendrá una compensación moral a la altura de su renuncia. Y se beneficiará su partido. El candidato Rajoy tendrá el apoyo desinteresado de Aznar durante la campaña electoral del 2004. Sabio en el manejo de los tiempos, Aznar ha elegido para su sucesión el momento más adecuado. Se adelante a la racha de elecciones -madrileñas, catalanas, andaluzas, legislativas- en un momento tan brillante para el PP, desde el punto de vista económico y social, como difícil para el PSOE. Por cierto ha dejado descolocados a los cronistas que daban la sucesión para bien entrado el otoño. ¿Quién habría podido profetizar un comienzo de curso con la candidatura presidencial y la dirección del partido del gobierno resueltas? Sin embargo todo esto estaba escrito en el cuaderno azul que con frecuencia tomaron la chacota los comentaristas políticos.