AL TRASLUZ
Telehorror
LAS CADENAS de televisión se han convertido en islas del doctor Moreau, aquel científico loco que queriendo transformar los animales en hombres le salían engendros que no eran ni lo uno ni lo otro. Y el horror tiende al malabarismo, cuando creías que ya era imposible ser espantado, te cuentan la historia del túnel secreto que conectaba la casa de Encarna Sánchez con Isabel Pantoja, incluso te hablan de unas cintas con conversaciones privadas, que un pseudoperiodista se permite destruir en público, enmascarándose así de profesional íntegro, cuando actúa como maestro de ceremonias en la abyección. Festín de carroña en la jauría. ¿De dónde han salido todos estos seres, autollamados periodistas o autollamados famosos, de qué pesadilla infernal se han escapado? No es que uno pretenda que todo el mundo lea a Steiner , pero ha de existir una forma de ocio más digna. Decían que Franco promocionaba el fútbol para que no se hablase de política, pero ¿quién promociona a esta dictadura de impresentables? Ana Rosa Quintana preguntaba hace unos días a la madre de la pobre Sonia si saber que ésta no había sido violada era un consuelo. ¿Se puede ser más groseramente torpe en una entrevista tan delicada? Enmascarada detrás de un yo no soy como ellos, Quintana reina sobre la basura (una de las imágenes más deleznables que he visto en televisión fue a Manuel Hidalgo, su colaborador, chupándole a Quintana el dedo gordo del pie, bañado en miel). El aquelarre de la familia Pajares es pornográfico. Interesa a la gente, argumentan. No, es el hábito que se le ha creado. Y tampoco es un entretenimiento inocente: necesita víctimas. Ahora, la moda es enlodar el nombre de los muertos: Pepe Tous, Encarna Sánchez¿ No, no es un entretenimiento inocente. Cada vez acaparan más espacios. La tele son ellos, o casi. Y una vez lo de los muertos no dé más de sí ¿cuál será el siguiente malabarismo en el horror, el triple mortal basura, su más abyecto todavía?