EL BALCÓN DEL PUEBLO
Lamento por partida doble
ME DUELE, claro que sí. Ayer repicaron no pocos nudillos para abrir los cuarterones de este balcón en favor del corregidor de Mansilla de las Mulas, José Ramón Tuero. Traspasa la vara de mando. No era, quiá, imprescindible, pero sí necesario en la villa jacobea, donde gobernó en la anterior legislatura con mayoría absoluta y se quedó a 60 votos para reeditarla. José Ramón Tuero, 32 años, soltero, socialista empedernido, buena imagen, tolerante y sin ataduras de cuello duro, empleaba sus energías full time al Ayuntamiento. Y cobraba, cómo no. Un sueldo casi basura: 128.000 pesetas al mes. Era su suero de vida. La oposición, PP y UPL, le negó la subsistencia en el primer pleno municipal. Una decisión perversa, aunque legítima. Y Tuero, asturiano de nacencia y mansillés vocacional, recopiló los guiños de antaño. La corregidora de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, ya le quiso en su candidatura. Ahora acaba de abrirle de nuevo las puertas para que gane el pan, la sal y la leche. Y se va. Este joven corregidor también mantenía una intensa vida orgánica. Escuchó algunos cantos de sirena antes de tiempo y pagó el peaje preceptivo. Pero no estaba marcado. No, no; al contrario. Era una especie de esperanza blanca para el mañana. He leído su contestación al expediente que le abrió la ejecutiva provincial socialista. Ni un reproche, pero sustentando con solidez intelectual y política, su argumentación. No me extraña que Miguel Martínez haya asegurado que todo quedaba en agua de borrajas. En resumen: Mansilla de las Mulas pierde, por una miseria, a un buen corregidor. Acabará lamentándolo. Como lamentará José Valín, consejero de Agricultura, algunas de sus coces a las mandíbulas de los campesinos y ganaderos leoneses. Hace unos días, un leonesista le interrogó sobre la ubicación del Instituto Tecnológico Agrario. Demandó, con argumentos absolutos -superficie cultivable, cabaña, regadíos, etcétera- que se construyera en León. Respuesta del inefable hombre de la perilla: se pone en Valladolid porque es donde hay más funcionarios. Avaló el argumento supremo por el que León ha mandado al cuerno a la Fundación Villalar. La Junta no es de Castilla y León, sino de Valladolid. ¿Quizá la sede social del Instituto del Chopo también se estableció en Valladolid por contar con un funcionario recostado a la sombra de cada árbol?. Por esa regla de tres, la bola seguirá creciendo hasta aplastar a las ocho provincias restantes. Soy hijo de campesinos y no conozco al consejero Valín. Me cuesta, eso sí, digerir sus cerrojazos, en alguno de los cuales ha tenido arte y parte. Han bajado las persianas de las azucareras de León, de Veguellina de Órbigo, y ahora de Benavente y de Monzón. Valín está de acuerdo. Sospecho que actúa más como miembro del consejo de administración de Ebro Puleva que como consejero de Agricultura. Nada raro, por otra parte. En Ebro Puleva vuela a sus anchas la gaviota azul. Mucho mejor, incluso, que Pau Gasol sobre el parqué de los palacios deportivos en el Europeo de baloncesto. A Pau le mandaron balones tan altos como una estrella. Y los alcanzó. La luna llena estará pensando en tirárselo.