EL BALCÓN DEL PUEBLO
Madrid, hora cero
EL RELOJ de la Puerta del Sol marcó la hora cero política. Lo hizo con la precisión y exactitud con que fue diseñado por el cabreirés Losada. Los tres partidos políticos nacionales, PP, POSE e IU, dieron la última vuelta de tuerca a la llave mágica que marca la hora de Madrid y de España. Y los tres abrieron, oficialmente, el sonido de las campanas: la presentación de sus candidatos/as a la presidencia de la Comunidad de Madrid, elecciones que deberán repetirse tras la golfada suprema de Tamayo y esa especie de lumí rubia que calla y jode. Políticamente, por descontado. Lo socialistas echaron a cajas destempladas a los tránsfugas. Los populares han preferido un ejercicio fariseo: mantener a su secretario provincial, Romero de Tejada, pese a ser el único al que cogieron con las manos en la masa. En su despacho estaba el gran teatro de operaciones. Unos echan del partido a latigazos a los traidores, y otros los pagan como en las mejores conspiraciones del imperio de Roma. Se avecina un tiempo electoral de máxima actividad: Madrid, Cataluña, Andalucía, generales y europeas. El reloj de la Puerta del Sol ya marcó la cuenta atrás de las primeras: el 26 de octubre en la Comunidad de Madrid. El PP, con toda su plana mayor, incluído José María Aznar y su bienamado Mariano Rajoy, arroparon a la candidata a presidir la Comunidad de Madrid: Esperanza Aguirre. El presidente del Gobierno, reeditó la cantinela vieja que aspira al «hit parade» de aquí a su adiós. Lo repetirán con tanta machacona insistencia, que hasta tendrá efecto. Nos devuelve a las catacumbas con la alianza del PSOE con los comunistas. Es como si el rabo del país abrevara el fuego de la desgracia, del caos, del terror y de la pena. Los socialistas, por su parte, regresaron al coso de Vistalegre para trasladar a sus bases la euforia. No faltó ni un barón, ni nadie con peso para silenciar el griterío del adversario. Fue el acto de la proclamación de José Luis Rodríguez Zapatero como candidato a la presidencia del Gobierno en el 2004, pero también el de Rafael Simancas como jefe del ejecutivo de Madrid. Zapatero propuso ante la cúpula de su partido la idea de una «España plural, democrática y social». Puso las pilas a su gente. Por una vez, yo creo que la primera, la TVE-1 no fue capaz de impedirlo. Ni de silenciar el grito sin sordina de Simancas, pidiendo a los madrileños que den «una lección de democracia, decencia y dignidad llenando las urnas de votos». El reloj de Losada, cabreirés que despertó al deseo y a la lujuria a la sombra de los piornos de Iruela, al revés que el del tango, sí marca las horas. El 26 de octubre se repetirán las elecciones de Madrid. Las falanges mediáticas del Gobierno pronostican una mayoría absoluta azul. En el staff socialista creen lo contrario: Madrid dejará claro que desea un «gobierno decente y sin hipotecas y a un presidente que mire directamente a los ojos de los especuladores para dicirles que no van a seguir mangoneando con el suelo». Ni el pitoniso mayor del Reino se atreve a lanzar un pronóstico. Sólo a mirar el Reloj de Losada, de ahora en adelante, tras marcar la hora cero.