LA VELETA
El excluido o marginado
MÁS BIEN antes que después, era predecible que tal cosa aconteciera, y Aznar empieza a verse como apestado por algunos de sus colegas dirigentes europeos. Ya se conoce la noticia: este sábado se va a producir un importante encuentro en Berlín, sobre qué hacer en Irak, en el que participarán el canciller Schroeder, el presidente francés Chirac y el primer ministro británico Blair, y pudiera haber un cuarto elemento llamado Aznar, pero fuentes oficiales francesas justifican la marginación del presidente español por su posición inflexible. Cabe recordar que hubo un reciente encuentro, en Quintos de Mora, en el que Chirac intentó atraerse a Aznar a posiciones no tan proamericanas como las que viene desarrollando, y que al término de ese encuentro, en la comparecencia ante la prensa, quedaron diáfanas y estruendosas las diferencias en todo lo relativo a cómo avanzar en la solución del problema irakí. No hubo el menor avance, sino la exposición de las diferencias abismales existentes. De manera que Chirac ha optado por dejar a Aznar en su terreno, y reunirse con sus otros dos colegas, el mucho más coincidente Schroeder y el también discrepante Blair, pero de quien parece que se esperan actitudes de mayor flexibilidad. Probablemente tendremos información al día siguiente, el domingo, cuando Blair relatará a Aznar qué sucedió en Berlín. La cuestión es si al país cuyo gobierno preside le interesa esa alineación cerrada con el gobierno de Washington y esa marginación paralela de los gobiernos de Berlín y de París que nos llega todo en una pieza y por el mismo precio. Aznar lo tiene claro desde el primer momento. Prefiere su amistad con Bush antes que un entendimiento y buena relación con Schroeder y Chirac en una cuestión clave de nuestro tiempo, que de momento sólo causa rechazo en la opinión pública y riesgos muy graves para el millar y medio de soldados enviados por tiempo indefinido, y con un notable coste, al lugar de la invasión. Cabe preguntarse si la insistente actitud de Aznar, su obstinado 'mantenella e no enmendalla', tiene racionalidad o sólo está jugando a garantizar su propio futuro personal y su currículo de amigo personal del presidente de los Estados Unidos.