EL BALCÓN DEL PUEBLO
La crispación que no cesa
TRES corregidores bercianos: Jesús Esteban, de Bembibre; Clemades Rodríguez, de Carucedo, y Alfredo de Arriba, de Barjas, han pedido la baja en el grupo socialista del Consejo Comarcal y su adscripción al todavía «non nato» grupo mixto. Han renunciado a ser puntales para sostener al gobierno comarcal, pero continúan representando al PSOE leonés en sus respectivos ayuntamientos. El nivel de descomposición orgánica y política más allá del Manzanal empieza a oler a podrido. No sé si se pretende abrir una franquicia de Tamayo y Sáez, si se han desbocado las ambiciones personalistas o, simplemente, en El Bierzo nada es como en el resto de la provincia. La situación cada vez es más absurda, tanto para el Consejo como para el PSOE y el PP, cuyas direcciones provinciales han dado sobradas pruebas de incompetencia. Los populares intentarán esta semana cerrar las heridas. Los socialistas tendrán que esperar a los procesos congresuales de octubre y noviembre. Lo cierto e indiscutible es que la política berciana se ha envenenado con dosis que pueden llegar a ser mortales. Hoy celebra pleno el Consejo. La oficialidad socialista optará por dar una nueva oportunidad a los tres díscolos. Les pedirá reflexión y que vuelvan a pasear por la senda de la paz, aceptando la voluntad de la mayoría. Oídos sordos. Los corregidores, capitaneados por Susi, ya se han echado al monte. No han dimitido, como lo hizo Esteban Carro, sino que han solicitado pasar al grupo mixto. Eso equivale a pedir a gritos la expulsión, no a la posible integración. En la política sorduna de los socialistas bercianos no hay casualidades. No es casual que Conrado Alonso Buitrón pida su dimisión en el Comité Federal, que Pedro Fernández recurra judicialmente su expulsión, o que Susi plantee algo así como: O yo, o el diluvio. Son minoría, pero se aferran a los galones, como antaño a los correajes. Resulta patético que alguien como Conrado Alonso Buitrón denuncie afiliaciones en masa de NI, cuando fue la práctica que utilizó siempre para controlar orgánicamente al PSOE de Ponferrada, y le valió pisar las alfombras de las dos Cámaras nacionales. La escuela de crispación que se ha instalado en El Bierzo tiene manuales exactos. Es la misma que abraza y practica el presidente del Gobierno, José María Aznar. Son expertos en meternos a todos en un ambiente enrarecido, crispado y envilecido cada dos por tres. Si los tres corregidores bercianos han dejado caer la última gota para desbordar al Consejo Comarcal, el presidente Aznar no ha permitido aplicar el secante en un tema de máxima transcendencia. Se celebraba ayer en el Palacio Real la recepción para preparar la conmemoración del 25 aniversario de la Constitución, a la que asistieron todos los presidentes autonómicos, incluido el lendakari Ibarretxe. Un proscrito de la Moncloa sí fue invitado por la Zarzuela. Y se produjo el choque institucional quizá más grave del cuarto de siglo de vigencia de la Carta Magna. Como no hubo acuerdo sobre el contenido del discurso, acabó leyéndolo un funcionario. Era el único eslabón en la cadena de crispación nacional sin saldar. Deplorable.