Diario de León

EL RINCÓN

El muro y la maldición

Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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DA IGUAL que unas veces se le llame telón de acero y otras de bambú, o que se edifique el muro en Berlín o en el Caribe: el material que se emplea para la construcción es siempre el odio. La maldición políglota de babel quizá haya favorecido el desastre, pero tampoco está tan claro eso, ya que los seres humanos también podrían no haberse entendido en un solo idioma. Hasta ahora han resultado fundamentales para la discordia las etnias, las imposibles razas puras, las distintas lenguas, los diferentes repertorios de soluciones que llamamos culturas, la geografía y la historia. Ahora Estados Unidos amenaza con reducir su ayuda a Israel si sigue apilando ladrillos para construir el siniestro muro en Cisjordania. Están dudando si matar a Arafat o dejarle vivo. Hay diferentes opiniones. Por un lado estorba y por otro es necesario. ¿Cómo podrían infligirle tantas derrotas en las Naciones Unidas si no estuviera vivo? Las resoluciones contra Israel ofrecen una gran monotonía: siempre son boicoteados. Lo único que está claro es que, momentáneamente retirado José Tomás de los ruedos, Yasir Arafat es el hombre que está más cerca de la muerte. Se ha quedado sin protección, incluso sin la que no tuvo nunca, y en Palestina se ve venir el luto. «Si a Arafat le sucede cualquier cosa, los responsables serán Israel y Estados Unidos», dicen sus futuros deudos. Mientras sigamos viendo en el telediario a gente descalza apedreando tanques en los escenarios de la Historia Sagrada, no se solucionará el más grave problema de nuestra época, que no es otro que el del terrorismo organizado. No hace falta pertenecer al dilatado gremio de los politólogos con carné para saber que mientras esa situación persista proliferarán los asesinos suicidas que se inmolan matando. El mundo es un pañuelo a cuadros, como el que Arafat lleva en la cabeza, pero no basta para secar todas las lágrimas. Habría que edificar diques para contener el llanto, en vez de muros. Con tal de que se respeten sus ganancias, a los constructores les da lo mismo.

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