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TRIBUNA

Babia y Luna deben ser Parque Natural

Publicado por
CARLOS GONZÁLEZ-ANTÓN
León

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LA PRENSA nacional y local se ha hecho eco estos días del rechazo a la figura de protección que propone la Junta de Castilla y León para las Comarcas de Babia y Luna. Oposición que se apoya en una serie de argumentos, siendo el principal, el de procurar para la Montaña occidental el mejor de los desarrollos posibles, basándose en el respeto al principio de igualdad de trato a una zona frecuentemente olvidada por la Administración regional. Baste recordar la inexistencia del centro de salud tantas veces prometido, ni en lamentar el abandono y cierre bajo siete llaves de edificios históricos que pertenecen a la Administración regional (que bien podrían albergar los servicios de un parque natural), ni en la falta de apoyo institucional a seculares reivindicaciones territoriales de la comarca. Hace un par de semanas, la consejera de Medio Ambiente prometió que en la presente legislatura, las comarcas de Babia y Luna van a contar con la figura de protección ambiental de «Paisaje Protegido». Esta noticia, aparentemente buena, encubre un auténtico fraude a la expectativas de desarrollo económico de los pueblos de babianos y chuniegos (gentilicio de Luna). Y ello, porque el «paisaje protegido» no es la figura de protección adecuada para la zona, como los técnicos de la propia Junta han dictaminado desde hace años, al haber propuesto como figura de protección idónea la de «parque natural». El paisaje protegido sólo pretende conservar los valores estéticos y culturales; es una figura de mera gestión pasiva, prohibitiva, conservadora, es la tercera división regional de los espacios protegidos. Por el contrario, y sin entrar en demasiados tecnicismos, los parques naturales, en definición de la propia normativa autonómica, son espacios de notable valor natural y de singular calidad biológica, en los que se compatibiliza la coexistencia del hombre y sus actividades con el proceso dinámico de la naturaleza, a través de un uso equilibrado y sostenible de los recursos. Es decir, son zonas en las que se protege la naturaleza, pero apoyando las actividades humanas que durante siglos han conformado su entorno. La riqueza biológica y la actividad humana, pues, deben gestionarse de forma equilibrada y sostenible. Babia y Luna cuentan con esa calidad biológica, de hecho, ya son merecedoras de la protección que le brindan las directivas comunitarias de Aves y de Hábitats, al contar con especies de protección prioritaria tan emblemáticas, como el Oso Pardo, o con importantes endemismos, como la Saxifraga babiana y otras especies de gran valor que no es necesario mencionar aquí. Por este motivo, el espacio de Babia y Luna ya es «ZEPA», zona de especial protección para las aves, y está propuesto como «Lugar de Interés Comunitario» en virtud de la directiva Hábitats. ¿Qué supone esto? Sencillamente, que por sus valores naturales cuenta con la mayor de las protecciones que puede tener un territorio europeo, similar a la del Parque Nacional de Picos de Europa, o al Parque Natural de Somiedo. Sin embargo, lo que resulta lamentable es que cuenta con las protecciones, las limitaciones de usos que impone la normativa comunitaria pero no con los apoyos, las ayudas y el impulso económico que generan la declaración autonómica como Parque Regional o Natural. Los portavoces de la consejera acaban de afirmar que el borrador del Plan de Ordenación del espacio protegido está muy avanzado, pero no reconocen que dicho borrador contempla como figura de protección el parque aatural, no el paisaje protegido; dejando caer que el parque natural impone más restricciones que la del paisaje protegido, en intento vano por despistar a la ciudadanía. Sin embargo, olvidan que Babia y Luna ya tienen las restricciones y ha sido la propia Junta la que ha propuesto la zona como ZEPA y LIC; y que un Parque Natural exige muchas más inversiones públicas que un mero Paisaje Protegido. Estimada consejera, los ciudadanos Babia y Luna nos merecemos el mismo trato que reciben aquellos otros castellanos y leoneses que habitan zonas que tienen los mismos o inferiores valores naturales, como el Parque Natural del Cañón de Río Lobos en Soria, o el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, en Segovia, lugares que hemos visitado y de los que conocemos sus valores naturales. Zonas que se benefician del Programa «Parques Naturales de Castilla y León», que cuenta con un presupuesto de 14.322.100 ? anuales. Los babianos y chuniegos queremos tener las posibilidades de desarrollo que nuestros vecinos del Parque Natural de Somiedo han disfrutado en los últimos quince años. La invitamos a que se dé una vuelta por esos pueblos asturianos para que vea el tipo de gestión ambiental a la que aspiramos: una gestión activa de los recursos naturales y humanos, que fomente la capacitación de los vecinos para nuevas actividades económicas, que refuerce una actividad ganadera de calidad, que impulse un turismo sostenible y respetuoso con el medio ambiente y las actividades tradicionales. La única figura que se adapta a las condiciones y necesidades de Babia y Luna es la del parque, natural o regional. Déjese asesorar por sus técnicos de León, que son quienes mejor conocen la cuestión. Y, por favor, no enrede afirmando que escuchará con atención las alegaciones que se hagan a su oferta de «Paisaje Protegido», pues sus funcionarios, cuya nómina pagamos todos, ya tienen hecho el trabajo y en su estudiada propuesta se lee «Parque Natural de los Valles de Babia y Luna». No despilfarre ni el dinero ni, sobre todo, las esperanzas de los que ya empiezan a estar cansados de esperar.

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