Un aplauso
LA DETENCIÓN del presunto asesino de Sonia Carabantes y de Rocío Wanninkhoff, un británico con antecedentes en su país, ha tranquilizado a la región malagueña que, lógicamente, vivía con gran zozobra la incertidumbre suscitada por estos brutales crímenes. Quedan muchos extremos por esclarecer, pero la coincidencia de los códigos genéticos permite asegurar que los delitos han sido aclarados en lo sustancial, lo que ha de merecer un aplauso sincero a las fuerzas de seguridad.