El caso Galíndez

ALIMENTO para los tiburones o para el fuego hambriento de la incineradora municipal, Jesús Galíndez desapareció para siempre en 1956. Fue asesinado por Trujillo, amo por entonces de la República Dominicana. Esta semana se estrena una película sobre la desaparición del que fue representante del PNV en Nueva York. Vela Zanetti y el político vasco coincidieron en la isla caribeña y mientras pintaba el mural de la ONU. El pintor le comunicó, en nombre de un grupo de exiliados españoles, que el tirano podía atentar contra él, ante su intención de publicar La era de Trujillo . Al llegar a casa, escribió la siguiente nota, que guardó en la caja fuerte: «Si algo me pasa, pregunten al pintor Vela Zanetti». Cuando efectivamente algo le pasó, ser secuestrado en Nueva York por sicarios del tirano, luego le fue pasando también a todo aquellos que participaron en el secuestro. A la ambigüa nota encontrada por el FBI se la llamó «el misterio Zanetti», y expuso al artista a no pocos peligros. Galíndez provocaba desconfianza entre los exiliados. Tras su muerte se supo que era agente del FBI e informaba sobre los españoles. Pero todos lamentaron su horrible muerte. Pagada por Trujillo, se propagó la versión de que estaba vivo y que se había fugado a la URSS, al ser descubierto como topo de Moscú. Era una historia tan vieja como el mundo, escrita con sangre, horror y niebla¿ como gran parte de la política internacional estadounidense. Vázquez Montalbán noveló el caso y ahora es una película. Comió con el pintor y le bromeó: menos mal que tengo ya escrita mi novela¿ porque hubiera tenido que reescribirla. El cuerpo del vasco nunca apareció. Y de la verdad de su muerte sólo hallaron algunos jirones.