AQUÍ TE ESPERO
Luz a raudales
SE HAN instalado nuevas farolas en Papalaguinda, aunque por ahora sólo en un lado del paseo y para iluminar la calzada. Tienen menos altura que las que se vienen utilizando desde hace muchos años, así que se supone que habrá más luz en una zona de por si oscura y poco recomendable para el paseo nocturno. Este tema de la luz es algo de agradecer, igual que el haber iluminado la Catedral por dentro de manera que las vidrieras puedan contemplarse de noche. Es un gran acierto que ha concitado a los vecinos de la ciudad, que se dan cita los fines de semana a su vera para contemplar su belleza, al igual que los numerosos turistas pueden extasiarse con los singulares vitrales a los que Luis Zurdo tendrá que seguir mimando para mantener su esplendor. La gente se maravilla y muchos se preguntan por qué ha estado tantos años olvidada esta iluminación interior que, creo recordar, se instaló a principios de los años ochenta, aunque ahora se haya tenido que reforzar o reformar. Pero más vale tarde que nunca. Por esto mismo aprovecho las nuevas farolas de Papalaguinda para sugerir que aunque se han instalado sólo sobre los que podíamos llamar jardines «colgantes» que lo separan de la avenida de la Facultad, puede ser un buen momento para que se realicen algunas pequeñas obras en dichos terraplenes arbolados, que desde hace más de tres lustros tienen planes de remodelación que no han cuajado nunca. Y como el adecentamiento completo puede ir para largo y el lugar no deja de estar descuidado es por lo que creo que se puede hacer algún arreglo menor que lo adecente y, sin grandes dispendios ni obras faraónicas, dé a este lugar el aspecto cuidado propio de una zona céntrica de recreo de una ciudad, que cada día recibe a miles de visitantes, aunque sólo sea para estacionar el coche o comprar algo en el rastro. Se beneficiaría la imagen de la capital, a la espera de tiempos mejores, relegando un aspecto tercermundista.