La pelota vasca

HARÍAN falta muchas películas como La pelota vasca, la piel contra la piedra , un gran testimonio de diálogo, de libertad, de rechazo del sectarismo y del pensamiento único, sea éste del signo ideológico que sea. he seguido con atención el trabajo de Julio Medem durante los últimos años y sé que se trata de un cineasta limpio y de un intelectual independiente. En la película que acaba de estrenar con éxito en el Festival de San Sebastián posiblemente haya fallos o falten cosas, aparte, claro, de los testimonios políticos que solicitó y que le fueron negados, ya se vé que con la intención de achacarle después que tales testimonios faltaban. Medem no es nacionalista, siempre se ha considerado como vasco y español, aunque tendría todo el derecho a ser nacionalista y a haber realizado una película con ese compromiso, cosa que no ha hecho, usando de su libertad, la mismacon la que en el film le echa una mano al nacionalismo democrático por considerar que estaba y está siendo injustamente vilipendiado desde la derecha. Sea como sea, el mérito principal de la película de Julio Medem es haberse atrevido a proponer y culminar un diálogo y un análisis sobre el conflicto de Euskadi desde la plena libertad de expresión, sin importarle que eso pudiera incluirlo en la lista de los sospechosos, en la que entran muchos de los que, tras rechazar y condenar la violencia y el terrorismo, no están dispuestos a renunciar a ninguna parcela de su libertad de expresión y de análisis en ninguna faceta de la vida, incluso en el conflicto de Euskadi, ni están dispuestos siquiera a renunciar a su derecho a equivocarse. Desde esa perspectiva, la película es un canto a la libertad en democracia y una nuestra de cómo es posible penetrar en los terrenos más pantanosos y conflictivos en lugar de refugiarse en el silencio o en el acatamiento sin más de las verdades reveladas.