Diario de León

TRIBUNA

Villalar, fundar un lodo sentimental

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EL POLVO de los siglos ha venido ocultando, hasta llegar al enterramiento, aquella parte de la cultura de los pueblos que era susceptible de ello. Porque, evidentemente, hay una parte intangible, inmaterial de aquélla, que se conserva y transmite, con la lógica evolución de los tiempos, a través del espíritu individual y colectivo del hombre como elemento vivo de cada pueblo. Y es a ésta, como esencia de una colectividad, a la que nos hemos de referir. Decir que los leoneses somos un pueblo histórico que ha generado su propia cultura, por incuestionable parece obvio. Mas, a tenor del proceso autonómico que nos rodea, enreda y anula con creciente vigor, deja de serlo, tomando valor como grito de defensa permanente. Pero creer que nosotros, los leoneses de hoy, estamos siendo plenamente conscientes de que ése legado espiritual, esto es, lo que subyace en el orden de los sentimientos, como ser y formar parte de un pueblo, lo estamos defendiendo de los lodos actuales que emanan del ente autonómico, es, a buen seguro, toda una temeridad, y en riesgo está nuestra pervivencia como tales. La creación de la llamada en origen autonomía castellano-leonesa, ha resultado, no sabemos si ése era el deseo de quienes la promovían, y son muchos los que así lo afirman, ha resultado decimos, no otra cosa que la negación en particular de la historia del pueblo leonés, y en ella hemos de encontrar la decadencia que nos agobia, y el olvido de la propia personalidad amordazada. Pero no nos engañemos, no veamos tan sólo el enemigo fuera, los nuestros, nosotros mismos, somos los que nos estamos autoinmolando con una dañina permisividad o conformismo. La Fundación Villalar, ha de preocuparnos hoy para que no nos asfixie mañana, poniéndonos en guardia ante la creación política de una postiza conciencia común diseñada desde la fría letra de unos estatutos. Nacen éstos, ladinamente, como un tenue limo que difumina la personalidad de los actores obligados, los leoneses y los castellanos por separado, tendente a transformarse con el tiempo en una tupida cortina de insensibilidad, hasta llegar a colocar bajo tierra, en nuestro caso la Identidad Leonesa, como algo que fue, soterrada cual reliquia «arqueológica». El señor Estella, anterior presidente de las Cortes autonómicas ha dejado, lo que para nosotros es, una herencia envenenada: la estatuida Fundación Villalar. El gobierno de la Comunidad o comunitario, nada menos que por boca de su presidente, señor Herrera, y la oposición socialistas, en la voz de su líder, señor Villalba, han propuesto, al alimón, el suicidio cultural de los leoneses. ¿Qué otra cosa es sino intentar que nos hagamos el haraquiri asumiendo que los castellanos y los leoneses somos un solo pueblo?. Y, además, que compartamos un sentimiento de diseño que se quiere entronizar en la ciudad comunera de Villalar, al abrigo de una degollina histórica de sobra conocida, como excelso lugar. Entre los fines estatutarios de la Fundación encontramos: acrecentar el supuesto sentimiento antedicho. Extenderlo por todo el territorio. Y, lo que es más pasmoso, que Villalar de los comuneros aparezca como depositaria de los símbolos y las tradiciones de la Comunidad. ¿Se han planteado alguna vez, los dirigentes del ente, que los castellanos y los leoneses queramos ser un solo pueblo?. ¿Qué poder constitucional tienen para imponérnoslo?. La respuesta nuestra es clara: Sin consulta popular previa. ¡Ninguno!. ¿Acaso van a decir, los políticos que nos administran, que las supuestas tradiciones de la Comunidad, ésas que pretenden depositar en Villalar, nacieron en 1230, fecha de la que echaron mano para justificar la imposición autonómica castellano-leonesa nacida por «razones»?. Porque: ¡es radicalmente falso que allí surgiera ninguna cultura conjunta o de unión popular leonesa y castellana!. ¿Acaso va a defender el señor Estella, o quien le ha sustituido, que en estos 20 años de estatuto comunitario se ha generado en comunidad, y compartido por los leoneses y los castellanos, algún sentimiento de identidad común?. Por que: ¡es incierto!. O, ¿acaso no andan como locos los autonomistas en pos de implantar a la brava un sentimiento regional disfrazado de comunitario?. UPL, como no podía ser de otra manera, se ha opuesto tajantemente a la Fundación Villalar por ser un ente dañino a la identidad leonesa. En la Diputación provincial se acepta en pleno este rechazo. Pero la creación de otra Fundación netamente leonesa denominada Cortes de León, -recordando aquéllas de 1188, todo un hito histórico de libertades para el pueblo, e incipiente parlamentarismo, que ha venido sufriendo secuestro y destemplanzas sin cuento- ni el PP ni el PSOE leoneses se comprometen a llevarla adelante, «por no verlo claro», lo que viene a ratificar el poco aprecio que muestran por lo nuestro. ¡Cómo lo van a defender así!. Herrera ha hablado de convencer y dialogar sobre la fundación Villalar. ¡Atención!, antepone el convencer, como si fueran infalibles en sus decisiones. Pero a quién, ¿a sus disciplinados políticos?. ¿O va a venir a arengar al pueblo leonés?.

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