De ingenuos y calentones

YA TENEMOS nuevo debate. Uno de esos debates «históricos» que duran por lo menos dos o tres días: la unificación de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Es un debate viejo, ahora calentado por una propuesta socialista moderada, nada revolucionaria, escalonada en el tiempo, que prevé varios años para su desarrollo, y que sólo empieza por unificar el mando de ambos cuerpos. Pero el anuncio ha puesto de manifiesto algunos de los síndromes enfermizos de la España política. Síndrome primero: el PSOE produce la impresión de moverse por impulsos de oportunidad. Cree haber encontrado la fórmula milagrosa para que no se vuelvan a repetir los errores del «caso King»: si hubo descoordinación entre cuerpos policiales, se arregla unificándolos. Huele a improvisación, uno de los pecados socialistas más identificados. Algunas de sus propuestas electorales no son fruto de un debate interno, ni de una convicción ideológica, sino del espejismo de estar encontrado todos los días el bálsamo de Fierabrás. Síndrome número 2: el PP es un manipulador. El Gobierno en bloque le ha dedicado los peores calificativos al proyecto. Pero Ángel Acebes sufrió un repentino calentón de boca, hasta el punto de decir en público, y desde su autoridad, que el PSOE propone nada menos que la disolución de la Guardia Civil. Demasiado, ministro. El Gobierno tiene todo el derecho, faltaría más, a oponerse a la idea. Incluso la puede ridiculizar. Pero, cuando deforma los hechos o las palabras, degrada el debate. Pierde su credibilidad. Demuestra que no tiene buena intención. Y crispa la convivencia. Y síndrome número 3: se trata de inventar lo ya inventado. Proponer un mando único, o unificado, no es bueno ni malo. Es crear lo que ya existe. ¿Qué hace, si no, el Secretario de Estado de Seguridad? Este puesto, inaugurado, por cierto, por el socialista Rafael Vera, no tiene otra función prioritaria que dirigir y coordinar las dos policías estatales. ¿Es que otro cargo, de nueva creación, lo haría mejor? No. Lo puede hacer mejor otra persona, pero no hay por qué duplicar el cargo. Y, por último, no es cuestión de aconsejar nada a los socialistas en este debate. Pero quizá haya que recordarles que hace veinte años se cayeron de la misma burra. Después de muchos meneos a la Guardia Civil, Barrionuevo tuvo que confesar que era "el gran descubrimiento del PSOE". ¿La tendrán que descubrir otra vez? Que hablen con sus alcaldes. Verán que, si algo piden, es que no les quiten la Benemérita.