TENDIDO DE SOL
Referéndum: la prueba del algodón
EL PENSAMIENTO único que difunde el PP a los cuatro vientos, apoyado por su equipo mediático, ha decidido transmitir a la opinión pública, por lo que se refiere al contencioso del País Vasco, que Ibarretxe, con su Plan, va de mala fe y que no es persona de fiar. Tratando de remachar el clavo y reforzar la tesis, el presidente Aznar acaba de declarar que el Plan del lehendakari «se apoya, alimenta y da la razón al terror». Y para que no quede ninguna duda, añade que detrás de ese Plan «hay bombas, víctimas y pistolas humeantes» (¡!). En su intervención ante el Parlamento vasco el pasado 26 de septiembre, Ibarretxe declaró con firmeza rotunda su condena y rechazo del terrorismo, y que su proyecto suponía un compromiso con la defensa de los derechos humanos y, de manera especial, con el derecho a la vida: «Sin vida no hay derechos, no hay diálogo, no hay libertad». Y manifestó, a continuación, «su solidaridad con las personas que sufren la violencia, el terrorismo o cualquier vulneración de los derechos humanos y las libertades». Es igual, no importa, replica el pensamiento único. Ibarretxe no es de fiar. El candidato del PP a la presidencia de la Generalitat de Catalunya, Josep Piqué, ha declarado que la reforma del estatuto catalán que propugna el candidato de CiU, Artur Mas, es comparable al Plan Ibarretxe. ¿Quiere decirse que también, el proyecto de CiU, «se apoya, alimenta y da la razón al terror»? ¡Pues sí! Por mucho que cueste creerlo. Hay un predicador radiofónico que, siempre que tiene ocasión, comete la desvergüenza de informar a sus oyentes que también, detrás del nacionalismo catalán está el terrorismo de ETA. Y es que a estas alturas, a nadie se le puede pasar por alto que el contencioso vasco está siendo aprovechado por el PP para sus fines electoralistas fuera de Euskadi, El Plan Ibarretxe se anatematiza diciendo que no tiene futuro, que la sociedad vasca no lo admite y que es legalmente inviable. Bien, todo puede ser. Pero se acabaría antes si se aceptase llevar a cabo el referéndum que propone el lehendakari y que, desde el punto de vista legal, no sería vinculante. Se proclama una y otra vez que la sociedad vasca no lo quiere, lo rechaza. Y posiblemente sea así. Pues nada mejor que someter la cuestión a referéndum. ¿Qué hay de malo en ello? Se celebra la consulta popular, los vascos rechazan el proyecto y la dan un bofetón democrático a Ibarretxe y a su gobierno tripartito. Y hasta la próxima. Es la prueba del algodón. Y el algodón democrático no engaña. Pues eso.