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Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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CON CARA de pocos amigos, compareció Aznar con ocasión de la visita del presidente polaco, y al ser requerido sobre la propuesta del lehendakari Ibarretxe expuesta en el parlamento vasco el pasado viernes, no dejó duda alguna sobre la suerte final y definitiva de ese plan del lehendakari, de su Gobierno y de su partido, el PNV: «Quiero decirles que tiene cero posibilidades». Pudo haber dicho, como en otra oportunidad, que «cero patatero», pero la ocasión de ahora era seria y grave, aunque largo tiempo esperada. Tan esperada que sorprende que se haya tenido que llegar a este punto, que a primera vista pudiera parecer de no retorno. Cabe recordar que las quejas de los nacionalistas que gobiernan Euskadi se originan, o dicen fundarse, en el hecho de que el Estatuto Vasco no termina de tener la virtualidad y el cumplimiento que su texto original ofrece y garantizaría, y que ninguna de las partes, Gobierno central y Gobierno vasco, se ha mostrado dispuesta a sentarse con la parte contraria a la mesa de las negociaciones para repasar los artículos y las facultades todavía no transferidas y, por consiguiente, sin estrenar. ¿Hubiera bastado ese procedimiento para evitar las tensiones actuales y hasta las tentaciones rupturistas que estamos comprobando? Alguna vez llegó a producir un mínimo gesto o intención de afrontar esas posibilidades, pero siempre se prefirió cualquier otro recurso o procedimiento, generalmente las declaraciones demostrativas de enfado y la advertencia de que algún día se procedería a romper la baraja. Ahí estamos. Puesto que no ha s ido posible el mínimo diálogo que hiciera posible algún grado de entendimiento, el jefe del Gobierno vasco recurre al ¡agua va! y a la amenaza de chaparrón secesionista. Y el jefe del Gobierno, que sólo unos días antes, en medio de sonrisas, se había interesado por las vacaciones de quien lo saludaba en el Palacio Real, le insta a abandonar toda esperanza. «Renuncie al Plan. Retire el plan», insisten a Ibarretxe. Ahora, Aznar y sus sucesores nos demostrarán que Ibarretxe, su partido, su Gobierno y su plan tienen cero posibilidades de prosperar. Y el lendakari los suyos se esforzarán en dejar en evidencia y, a ser posible en ridículo, al inquilino de La Moncloa. Caiga quien caiga.

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