TRIBUNA
Potpurrí y Universidad
NO ES AJENO el potpurrí habido en teorías, opiniones y comentarios al hacer formativo universitario; pero tampoco está limpio por fuera lo que es cacao mental por dentro de nuestro sistema económico-empresarial. Algunos magnates de la riqueza dicen huir de los licenciados y doctores, paridos por nuestras universidades, y al final del discurso aparece «prefiero chicos/as con formación profesional». Incluso hablan de las ventajas de la formación puntual de la propia empresa. Los padres escuchan el discurso de forma interrogativa, pero desean que sus hijos terminen una carrera. Los alumnos se preguntan si el título le servirá para algo. Y, mientras tanto, los profesores pensamos que esto no va por nosotros. ¿Qué está pasando en realidad?, ¿por qué piensan así los empresarios?: ¡Qué se ha masificado la Universidad!, ¡Que se han duplicado carreras dentro de la misma Autonomía sabiendo que sobran técnicos de esa especialidad!. Los rectores dicen que la política universitaria tiene que ir con los tiempos. Sin embargo ¡¿Estamos preocupados por los contratos basura que se le hacen a nuestros universitarios, incluyendo, también, como empresa a la propia Universidad?! En fin, ¿por qué se quiere acabar con el prestigio de la formación universitaria? O es que, en realidad, los universitarios salen sin haber saltado el listón intelectual de la suficiencia. Pretendemos desvelar algunas de las cuestiones aquí planteadas y/o aproximarnos a la comprensión de otras en este breve bosquejo de reflexión y análisis. Ciertamente que hay algo de razón en todos los comentarios y sospechas económico-culturales y sociales que se vierten en el ámbito de la cotidianeidad, si bien cada promotor de la opinión van a lo suyo. Se comentaba recientemente en una tertulia radiofónica que había descendido el paro, que se hacían más contratos laborales que antes; aunque todo ello sin hacer contrastación alguna con el mismo período de años anteriores (la estadística no miente ni aclara, y los que la usan tampoco, los que se engañan y no se aclaran son los otros). ¡Vamos, que todo va bien!. Y ahora con el nuevo Majoy de turno irá sobre ruedas. Ante estas consideraciones alguien dijo: No se puede llamar empleos a los surgidos de los contratos basura; pues conducen a más gastos e infelicidad familiar y personal que a satisfacciones económicas en la prole. Lógico que los padres tengan la necesidad de airear cualquier cambio ¡¿positivo?!, debido a las presiones y deterioro del autoestima. De ahí a decir que la mierda no se paga con dinero va un gran trecho. En fin, alguien terminó diciendo que muchos universitarios ni eso merecen. No me quedó alternativa que la de felicitar la idea del contertulio: ¡Le felicito, porque seguro que en su familia hay buenos técnicos y bien pagados! Mire usted ni una cosa ni la otra -intervino otro-. Explíquese por favor -dije yo-. Muy sencillo, sobra teoría y falta práctica en la Universidad. Bien, repuse, en la empresa sobra práctica y falta teoría para poder reflexionar sobre quién ofrece mano de obra barata y sobre quién se lleva la pasta. Hace unos días un profesor de la Facultad de Medicina comentaba que se iba a EE.UU. porque aquí no había posibilidad de disponer de un laboratorio y de realizar las horas prácticas. Será porque la USC está en situación de precariedad o de deflación y no quiere gastarse los dineros en nuevas tecnologías, que permitan investigar y mejorar la calidad docente. Razón no le falta a este profesor -pensé-. No obstante eso de irse a EE.UU. no aclaraba demasiado la cuestión formativa que necesita la sociedad actual. Uno de los grandes problemas que tiene el poderío yanki es la pretendida formación puntual de relojeros y barberos según se ha comprobado en Irak o en la puesta a punto del TAV (Madrid-Sevilla), incluso en el afeitado global. Entendemos que la educación es algo mucho más amplia, rica y comprensiva de los fenómenos sociopolítico-económico-culturales del Planeta deshumanizado. Si en algo se diferencia un sabio de un relojero americano es en la capacidad de comprender y dar respuesta adecuada a los distintos y plurales eventos que le rodean en cada uno de los contextos evolutivos y/o de supervivencia. Una sociedad debe disponer de un tejido socio-cultural-económico que le permita trabajo, sí, pero también estabilidad y disfrute a sus componentes, forzosamente esforzados, durante esa pequeña trayectoria que han de recorrer dentro de la infinitud del tiempo. El estrés, la alimentación basura, las agresiones de índole diversa y la inestabiliad no pueden justificar progreso alguno. Se necesita una buena teoría para no dejarse llevar por cualquier tipo de prácticas y de opiniones. Es más, detrás de una práctica que suponga avance siempre hay una buena teoría. Desde esta reflexión se puede asumir: se necesita una preparación forjada a través de hechos y técnicas, sí, pero también unas cabezas bien amuebladas que le den sentido al hacer humano. El camino ya está trazado: Evaluación del Profesorado (las encuestas se pueden calificar de todo menos de evaluación responsable) en nombre de la calidad (cuando nunca tanta porquería se ha fabricado y consumido), Institutos de Calidad y Anecas y CNEAI (Comisión Nacional de Evaluación de la Calidad Investigadora) por todo el mundo a la americana. Alumnos y profesores entrando al trapo de la corriente multinacional del Postmodernismo (capitalismo imperialista yanki), que trata de acabar, exterminar con lo público. ¡Ya tienen, con la instalación de la evaluación de calidad, a todos los docentes bajo su índice, a través de los complementos discriminadores, asignados a los que sigan mejor la voz del amo! ¿A qué se dedicarán los profesores universitarios en el futuro? ¡A rellenar papeles!... ¡Adiós teoría!. La sociedad ya está preparada para adivinar. Ello es más fácil que pensar. ¿Qué pasará con los licenciados y doctores en el futuro?... ¡¿Práctica?!... Las facultades y departamentos no están dotados de espacios y recursos adecuados para investigar. Ello dificulta la integración teórico-práctica a su formación profesional. En este sentido, y bajo las directrices de la LOU, no podrá sobrevivir la Universidad Pública. ¡Señores empresarios, creo que no es coherente lo que dicen y piden! Y, señores empresarios, pienso que están contaminados y, a su vez, contaminan a través de los medios masivos de comunicación, que son un fiel reflejo de lo que piensa el Imperialismo yanki, y, por ende, la mayor parte de nuestros rectores.