FRONTERIZOS
Amable
CREO que alguna vez ya he mencionado a Amable Arias, artista polifacético, fecundo, autodidacta y heterodoxo, nacido en el seno de una familia humilde de Bembibre en 1927. Como consecuencia de un accidente de adolescencia, sufrió el resto de su vida secuelas físicas que no le impidieron que, desde finales de los cincuenta hasta su temprano fallecimiento en 1984, Amable desarrollara una intensa carrera como pintor y escritor, además de animador del ambiente artístico del País Vasco, donde vivió desde 1942, donde expuso la mayor parte de su obra y donde presidió la Asociación Artística de Guipúzcoa e integró movimientos culturales muy significativos como el Grupo Gaur. Amable, que empezó haciendo paisaje figurativo dotado de una gran fuerza expresiva, derivó posteriormente hacia la abstracción colorista, a veces minimalista, con fuerte contenido simbólico otras, pero siempre con una pintura sincera, dramática y vital, que fue reconocida en numerosas exposiciones en vida, continuadas, e incluso incrementadas, tras su fallecimiento, y documentadas con tesis doctorales como la de Carmen Alonso, lo que da idea de la trascendencia de este creador, seguramente uno de los pintores nacidos en el Bierzo más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Coincidiendo con una exposición organizada por la Junta de Castilla y León en Valladolid, la sección de bellas artes del IEB ha tenido la feliz iniciativa de editar un libro que recoge dibujos y poemas del artista bembibrense, prácticamente desconocido aún en su tierra natal. Es una publicación que justifica por sí sola el trabajo de este departamento, que nos descubre un creador febril y completo, capaz de preguntar desde su fragilidad dónde está la mirada altiva del rebelde.