Diario de León

CON VIENTO FRESCO

Una comarca, una administración

Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

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LA MAYORÍA de los castellanos y leoneses conocen, aunque solamente sea de oídas, la existencia del Consejo Comarcal del Bierzo. Probablemente no saben qué es ni para qué sirve esta institución comarcal; pero intuyen que más que una concesión gratuita de la Junta, fue una conquista de los bercianos, que son una gente muy peleona y reivindicativa, como me decía hace algunos años un sacerdote vallisoletano quejoso del dinero concedido para la restauración del monasterio de Carracedo, mientras se desmoronaban, decía él, varios de su provincia tan importantes como aquél. Algunos, posiblemente muy pocos pues cada vez son menos los que saben que existe algo más allá de lo que se divisa desde el campanario de su aldea, intuyen que el Bierzo es una comarca singular, de enorme extensión, poblada por 140.000 personas y situada en los bordes montañosos de la comunidad, ya en el límite con Galicia, con la que guarda algunas similitudes; una comarca, además, que no pertenece a la cuenca del Duero, como casi toda la comunidad, sino a la del Miño. Estos y otros rasgos culturales son, sin duda, los que peculiarizan al Bierzo. Lo que sólo algunos leoneses saben y probablemente la mayoría de los castellanos desconoce es que junto con el Consejo Comarcal, el Bierzo cuenta con una delegación de la Junta, con sede en Ponferrada y con un delegado, además de un buen número de funcionarios; y una delegación de la Diputación, con un vicepresidente de esta institución para el Bierzo, con otra sede en Ponferrada y con sus respectivos funcionarios. Es decir, que en esta comarca, verdaderamente singular en esto, hay tres administraciones, que prácticamente tienen los mismos cometidos y, por ello, compiten entre si por las mismas competencias. No hay, si no estoy mal informado, ninguna otra comarca de nuestra comunidad que tenga algo parecido. Hay, como en el Bierzo, muchos, demasiados municipios y diferentes mancomunidades, algunas incluso repetidas, como las dos del Bierzo Bajo: una la Mancomunidad de Municipios de Ponferrada y otra la Mancomunidad del Bierzo Central, que incluyen prácticamente a los mismos municipios, pero con competencias diferentes, una para el agua y saneamiento y otra para las basuras, con sus respectivos presidentes, que cobran, y sus plenos y comisiones, que también cobran. Me pregun to qué sentido tienen todas estas administraciones en la comarca del Bierzo, qué las justifica. Las delegaciones de la Junta y de la Diputación parecen, al menos, que facilitan a los ciudadanos trámites que de otro modo deberían realizarse en León o en Valladolid; pero el Consejo, ¿qué funciones tiene?. Este carece prácticamente de competencias y no tiene recursos propios para hacerse cargo de lo poco que le ha sido delegado más que transferido. El Consejo, por boca de Antonio Canedo, responsable del área de Transferencias, exige a la Junta la mitad de la tasa por transacciones patrimoniales y el 1 por ciento de la producción eólica. Dejando aparte la legalidad o no de esta exigencia, de lo que se trata es de saber en qué se van a destinar esos recursos si no sedispone de transferencias. Lo que se ha de discutir no son los recursos, con ser muy importantes, sino las competencias. Hablar de dinero sólo es echar leña a un fuego polémico que no parece extinguirse desde hace varios meses. Lo que percibe la gente es que se quieren más recursos para pagar sueldos y dedicaciones de políticos y no para invertirlos en bienes y servicios para la comarca. Si el Consejo es una institución que quieren los bercianos y se identifican con ella, algo cada vez más dudoso, tendrá que ser por los servicios que hoy ofrecen la Junta y la Diputación. El Consejo debe ser la administración única que integre esos servicios y competencias. Si esto no es así, por la razón que sea, el Consejo carece de sentido y tarde o temprano desaparecerá por innecesario.

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