EL RINCÓN
El pasado vuelve
SOMOS muchos los que no nos sentimos en exceso preocupados por los avatares de las monarquías europeas. Ni siquiera nos desvela que uno de los astrónomos más prestigiosos del mundo, Michael Turner, haya anunciado que el sol se destruirá en 5.000 millones de años, aunque haya omitido decir en qué día de la semana se le fundirán los plomos. Estamos en otras cosas, pero no deja de ser curioso que el Gobierno holandés esté investigando a fondo el pasado de Mabel Wisse Smit, de 35 años, prometida del príncipe Johan Friso, antes de que el Parlamento apruebe el enlace. Alguien ha revelado la presunta relación de la tal Mabel con un traficante de drogas, acribillado a tiros por una banda rival hace algunos años. Eso sí es preocupante: que los días de ayer sigan pesando y los calendarios antiguos se conviertan en un muro cuando se ponen unos encima de otros. La verdad es que los 35 primeros años en la vida de cualquier mujer pueden dar mucho de sí. Quizá el gobierno holandés aspiraba a que la novia del príncipe no hubiera salido jamás del cuarto de estar de su casa, dedicada preferentemente a hacer punto, bajo la atenta mirada de su madre y de sus honorables tías. Se sospecha que no fue del todo así y que el mafioso asesinado y ella se llevaron bastante bien durante una temporada. El peso del pasado puede costarle la corona,. A otro que puede estropearle el porvenir inmediato su lejano pasado es al actor Schwarzenegger, cuyo apellido compite en consonantes con el agua tónica Schweppes. Ya saben, el cachas ese que se pasa las películas pegando tiros y puñetazos todo el tiempo que no emplea en sonreír enseñando una dentadura de dos números más. El hombre iba embalado para convertirse en el próximo gobernador de California, pero ha salido a relucir el opaco pasado de Terminator: abusos sexuales y manifiestas simpatías por el nazismo. El perdón es lo único que puede modificar el pasado, pero como no hay perdón hay que lavar y centrifugar la blanca túnica de los candidatos. La solución no es el olvido, sino la tintorería.