El recluta Zapatero con paso cambiado

ANTES DE QUE el escándalo de las banderas desairadas el domingo durante el desfile de la cabra de la Legión y demás fuerzas armadas españolas vaya a más, quede claro en solidaridad con el lider socialista y paisano Rodríguez Zapatero que al noventa y tantos por ciento de los que hicimos la mili obligatoria la música militar nunca nos hizo levantar en nuestra aún no tan lejana juventud. Que luego nos pusieran firmes es otra historia, le digo a usted, mi sargento. Pasada la transición democrática, derogada la mili y a falta de estadísticas del Ine sobra bajas entre las cabras de la isla de Perejil, es también opinión generalizada que la música militar tampoco levantaría hoy al ciento y pico por ciento de la población. Estamos en campaña electoral permanente, así que a los partidos políticos, como a ciertos animales en el gran pilón de los presupuestos de la patria, les aprovecha todo. ¿Que hay que marchar a Bosnia, a Afganistán o a Irak para dar clases de democracia en Español? Para eso le pagan, mi sargento, gajes del oficio. Por estos andurriales no pocos tienen que emigrar también a Ermua o Amorebieta, de donde era Txomin, el de la zarzuela de El Caserío, al que luego le salió un nieto tenor de Herri Batasuna, y aquí mismo hay maestros que tienen que desplazarse a diario en coche sin blindaje hasta Astorga o Benavente, carreteras de alto riesgo donde las haya sin nada que envidiar a las de los Balcanes. La gente empieza a estar hasta el palo de la bandera de polémicas electoralistas inútiles sobre si Zapatero entró o no a tal o cual trapo. Simplemente y a lo mejor ni él ni Aznar saben saludar, más que nada porque ninguno de los dos hizo la mili. Más bien lo que interesa a la patria es por qué Zapatero se fotografió con el moro Hasán en vísperas de lo de Perejil, porque luego Aznar le dice siempre amén a Bush, una vez desarmadas las cabras del islote, y por qué todavía ahora Zapatero insiste en aliarse en Irak con Francia, que nos hace el cuscús en Marruecos. Sentados o de pie, es probable que el domingo haya faltado perspectiva. O que avancemos todos hacia la retaguardia, mi sargento.